Académicos e investigadores condenaron las prácticas inhumanas de la política antinmigrante del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al separar a cientos de menores de edad de sus familiares y recluirlos en jaulas porque sus padres son considerados inmigrantes ilegales. También criticaron la respuesta del gobierno mexicano que se limitó a una declaración tardía.

En un pronunciamiento, la Universidad Autónoma Metropolitana señaló que la medida constituye una violación de los derechos humanos reconocidos en la legislación internacional, que no sólo lacera la dignidad y las garantías de los afectados de manera directa, sino la de toda la sociedad de México.

La investigadora María Asunción Lara, del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, advirtió que los niños afectados tendrán una marca de por vida, podrían enfrentar estrés postraumático, recordar de manera constante el momento en que los separaron de sus padres y están en riesgo de desarrollar depresión y profunda desesperanza, ansiedad y problemas en su desarrollo.

Por separado, académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) consideraron que aunque Trump pudiera matizar el decreto de tolerancia cero que opera desde abril pasado, el daño está hecho, sobre todo para los 2 mil 342 niños que del 5 de mayo al 9 de junio, según cifras oficiales, han sido confinados al encierro.

Es una medida que Trump puso en marcha como programa piloto: sacrificar familias por votos para conocer qué beneficio le traería. Al ver que el resultado no le es favorable para el proceso electoral de noviembre, matizó su proceder, porque es probable que el Partido Republicano pierda las dos cámaras, dijo Martín Íñiguez Ramos, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Se han intensificado las presiones al interior del Partido Republicano con posibles secuelas irreversibles en las elecciones intermedias. Si no tuviera esas consecuencias, no se echaría para atrás, dijo Mónica Verea, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte.

Ambos expertos resaltaron que la postura del gobierno mexicano fue tardía para un hecho que ocurre en la frontera, donde desde hace tiempo hay una situación crítica.

En tanto, Javier Urbano Reyes, del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, lamentó que la respuesta del gobierno federal haya sido sólo una declaración y sugirió el diseño de una estrategia de coordinación a escala global que trate estos casos como un asunto no sólo de interés de México, sino de todos los países afectados, sean de origen o tránsito.

Trump mantiene la funesta política migratoria, pero al menos se logró terminar con la barbarie de separar niños y madres al estilo nazi, señaló Marcelo Ebrard, representante de campaña de Andrés Manuel López Obrador.