Moscú.

El último día de la Maslenitsa (carnaval ruso) se tiñó de sangre este domingo en la ciudad de Kizliar, Daguestán, cuando un joven musulmán –al grito de Alá es grande– abrió fuego con una escopeta de caza contra los feligreses que salían de una iglesia cristiana ortodoxa al término de una festiva misa, dejando un saldo de cinco muertas y cuatro heridos de gravedad.

Abatido por la policía, el atacante –cuya identidad se conoce pero aún no se hace pública mientras prosigue la investigación en esta república del Cáucaso del norte, salvo que era residente local y tenía 22 años– llegó al templo acompañado de una mujer, presumiblemente su esposa, minutos antes de que concluyera la misa, con lo cual no llamó la atención de los empleados de seguridad.

Cuando la gente empezó a salir de la iglesia, sacó el arma que llevaba escondida y disparó indiscriminadamente hasta que los guardias pudieron reaccionar y lo mataron.

A falta de confirmación oficial, un periódico de Kizliar, en su versión en línea, sostiene que el atacante se llamaba Jalil Jalilov y asegura que formaba parte de una célula clandestina de un grupo islamita radical.

Aleksandr Bastrikin, titular del Comité de Instrucción de Rusia, a cargo de la investigación del ataque, ofreció todos los recursos de su dependencia para esclarecer el crimen de forma operativa.

En tanto, el ministro del Interior de Daguestán, Abdurashid Magomedov, se trasladó de inmediato a Kizliar para controlar personalmente que se cumpla su orden de revisar todos los vehículos que entran o salen de la ciudad, al tiempo que se intensificó el patrullaje policial por sus principales calles.