Los campesinos michoacanos ven poco a poco el regreso de la pesadilla que vivieron hasta hace tres años.

La solución a los conflictos sociales en Apatzingán, enclavada en el corazón de Tierra Caliente, llegó a ser unipersonal. En este sitio, que es uno de los principales puntos de producción agrícola del estado, la población hacía filas para ver a Francisco Galeana Núñez, El Pantera, entonces líder de los caballeros templarios en la región y abatido en 2014. Él era quien resolvía por igual las denuncias por robos y hechos de violencia en los que una mujer era golpeada por su esposo, esto de acuerdo con lo dicho por campesinos de la región.

Estaba mal, pero había control, dice Diana, líder de una agrupación campesina. “Ahora la cosa está mucho peor; antes sabíamos quiénes eran los líderes; ahora, como no hay, todos los que quedaron de los templarios hicieron sus grupitos y ya no hay control”, cuenta la mujer con tono tenso y voz entrecortada.

Aunque por un par de años se vivió la paz en esta zona, hoy la situación está fuera de control porque no hay a quién rendirle cuentas, señala Diana, quien pidió ser identificada con este nombre ante el temor de represalias.

Después de la detención de Fernando Gómez La Tuta y el abatimiento de Nazario Moreno El Chayo, quienes controlaban a los caballeros templarios, Michoacán vivió un periodo de relativa paz que coincidió con el primer año y medio de gobierno del perredista Silvano Aureoles. Sin embargo, desde principios de 2017 regresaron los secuestros, extorsiones, cobro de derecho de piso y, principalmente, robos a comercios y viviendas, señaló.

Para Diana la situación está mucho peor que hace unos años, ya que ahora dichos grupos criminales buscan víctimas en cualquier negocio al no responder a alguna banda. Además, se mantiene una lucha por la plaza.

Ahora es el cártel Jalisco Nueva Generación el que comienza a expandirse por el estado, lo cual se suma a la presencia de los viagras, cuyo jefe fue abatido en enero de 2017 y los remanentes de los caballeros templarios que operan con perfil bajo.

En esta región la presencia del crimen organizado parece ya ser algo casi normal. Las tortillas han llegado a costar 16 pesos por kilogramo o más. Las agrupaciones de productores de maíz piden en algunas zonas que se suba seis pesos por kilogramo “como cuota para las bandas criminales”, lo cual es pagado por el consumidor final.

Fernando es otro dirigente campesino del estado que también pidió llamarse diferente por seguridad; sostiene que ya comienzan de nuevo las extorsiones en el estado. Para llegar a zonas como Tancítaro, la llamada capital mundial del aguacate, los productores, campesinos y cualquier persona en general, tienen que pasar por varios retenes. Algunos son de bandas criminales, otros de los mismos aguacateros que ya cuentan con armas y personal contratado ex profeso para combatir cualquier intento de extorsión.

Ellos tienen dinero por eso cuentan con protección que pagan, pero los demás productores no pueden pagar y son víctimas de los grupos criminales. Poco a poco se va regresando a lo que era hace unos años.

Las precauciones de los aguacateros no son casualidad. Además de haber sido uno de los blancos constantes de extorsiones y cobros de piso entre 2012 y 2014, principalmente, el oro verde ahora es más cotizado que nunca.

Los grandes cargamentos que compran distribuidores en Estados Unidos para eventos como el Super Bowl, que se realiza la primera semana de febrero, ha ocasionado que el guacamole se convierta en la botana de moda durante el evento deportivo de mayor audiencia televisiva.

Como resultado, los precios se han elevado en México y en Estados Unidos, donde han llegado a costar hasta 4.5 dólares por sólo un par de aguacates en los momentos de mayor demanda a inicios del año, de acuerdo con medios periodísticos de ese país.

Por su parte, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) perfila al aguacate como uno de los productos con mayor potencial para 2030.

El documento Planeación Agrícola Nacional anticipa que, mientras en 2016 la producción en México fue de 1.89 millones de toneladas y las exportaciones de 1.02 millones, en 13 años la cosecha nacional tendrá un incremento de 67.28 por ciento y las ventas al exterior 109.04 por ciento. Es decir, el valor de exportaciones pasará de 2 mil 227 millones de dólares a 4 mil 655.

El titular de la dependencia, José Calzada, dijo que a pesar de los casos denunciados mediáticamente ningún productor ha reportado alguna afectación por la presencia de grupos del crimen organizado. Hemos tenido algunas noticias de circunstancias en algunos estados, pero los productores no se han acercado para pedir apoyo o expresarnos que como consecuencia de eso ha bajado la producción o no quieren trabajar, esperemos que en algunos puntos del país se normalicen las cosas y se logre la armonía, señaló el funcionario federal.

De acuerdo con los datos del Secretario Ejecutivo Nacional de Seguridad, las extorsiones se mantuvieron en niveles similares durante 2016 y 2017, por debajo de lo registrado en 2013 y 2014. Con cifras hasta el pasado mes de octubre, ha habido mil 18 homicidios y 18 extorsiones en esa zona. Esos números podrían ser mayores, pues, de acuerdo con los testimonios, los grupos criminales amenazan a productores para no denunciar.