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El presidente Raúl Castro se reúne con el embajador de EU

Preocupan a Cuba los ataques acústicos contra diplomáticos
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Embajada de Estados Unidos en La Habana, donde se han denunciado ataques acústicos contra diplomáticos y sus familiasFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de septiembre de 2017, p. 29

La Habana.

El presidente de Cuba se reunió con el diplomático estadunidense de mayor rango en La Habana para manifestarle su preocupación por lo que Washington llama ataques acústicos sufridos por su personal diplomático en esta capital.

En una inusual conversación cara a cara el pasado viernes, Raúl Castro le dijo al embajador Jeffrey DeLaurentis que estaba igual de perplejo y preocupado. Castro negó conocer la naturaleza de los ataques.

Los cubanos incluso se ofrecieron a permitir el ingreso de personal de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) a La Habana para que investigara. Algunos países no quieren más agentes de la FBI de los necesarios, y ese número podría ser cero, dijo Leo Taddeo, un supervisor retirado del FBI que trabajó en el extranjero. Cuba está en ese grupo.

El 17 de febrero Estados Unidos presentó su queja inicial ante las autoridades de Cuba. Hasta ayer el número de casos con confirmación médica es de 21, además de varios canadienses afectados. Algunos estadunidenses sufrieron pérdida auditiva permanente o lesiones cerebrales leves, incidentes que han causado alarma en la comunidad diplomática de La Habana.

Por lo menos otra nación, Francia, ha realizado pruebas a su personal diplomático en busca de posibles lesiones a causa de dispositivos sónicos.

Funcionarios estadunidenses afirman que existen razones para cuestionar si Cuba perpetró una campaña clandestina de agresiones. Los funcionarios no estaban autorizados a hablar sobre la investigación en curso y exigieron mantener el anonimato.

El viernes, cinco senadores republicanos escribieron al secretario de Estado, Rex Tillerson, para exigirle que expulse a todos los diplomáticos cubanos en Estados Unidos y cierre la recién abierta embajada en La Habana.

La desatención de Cuba a su deber de proteger a nuestros diplomáticos y sus familias no puede quedar libre de protestas, dijeron los legisladores, entre los cuales se encontraba el senador por Florida Marco Rubio, un prominente cubano-estadunidense.

En noviembre del año pasado diplomáticos estadunidenses dijeron que ellos y sus familias comenzaron a enfermar. Algunos describieron ruidos extraños e inexplicables, incluidos sonidos agudos. Algunos relataron que entraban y salían de lo que parecía ser la zona de influencia de una potente onda auditiva que afectaba zonas específicas dentro de una habitación.

En ese momento Washington y La Habana se encontraban en una modalidad de deshielo en sus relaciones, y buscaban garantizar el progreso en varios asuntos, desde el acceso a Internet hasta las reglas migratorias, antes de que finalizara la presidencia de Barack Obama. El sorpresivo triunfo electoral de Donald Trump, el 8 de noviembre significó que pronto estaría al frente un presidente que había amenazado con revertir la distensión.

Mientras Estados Unidos se preparaba para un nuevo e impredecible gobierno, Cuba también enfrentaba un punto de inflexión.

Cuando los primeros diplomáticos denunciaron sus inexplicables síntomas y episodios, Estados Unidos no sacó conclusiones. Tardó semanas para que funcionarios de la embajada vincularan diversos incidentes y se confirmara que varias víctimas habían sufrido daños a su salud.

Para cuando Obama dejó la Casa Blanca, el 20 de enero, los relatos de misteriosas enfermedades llegaron a oídos de algunos funcionarios en Washington. Los rumores de ataques sónicos no habían alcanzado a las altas esferas de la Casa Blanca ni al Departamento de Estado, dijeron a la Ap tres ex funcionarios federales.

Una vez que Trump asumió la presidencia, comenzó a surgir un panorama más claro.

El 17 de febrero, Estados Unidos se quejó ante la embajada de Cuba en Washington y ante el Ministerio de Relaciones Exteriores de La Habana. Los ataques cesaron por un tiempo.

No pasó mucho tiempo antes de que los incidentes se volvieran a presentar, de forma tan misteriosa como habían cesado. Después, los canadienses resultaron afectados. Las relaciones entre Cuba y Canadá nunca han sido tensas o antagónicas.

Los canadienses hicieron pruebas a su personal en La Habana y enviaron a algunos a casa, dijo el funcionario canadiense.

En los círculos diplomáticos de La Habana había ansiedad. La embajada de Francia realizó pruebas a sus empleados después de que un miembro del personal expresara preocupaciones de salud, de acuerdo con un diplomático galo con conocimiento del asunto. Pero las las pruebas no revelaron indicios de daño concordante con un ataque sónico.

Agentes de la FBI viajaron a La Habana e investigaron algunas de las habitaciones donde se reportaron ataques –una lista en la que se incluyen viviendas y al menos un hotel: el Capri, de administración española, donde a veces se alojan funcionarios estadounidenses. La Real Policía Montada de Canadá también viajó a la isla. Ninguna de las agencias de seguridad encontró algún tipo de dispositivo sónico, señalaron varios funcionarios a Ap.