Stuttgart.

El regreso a la competición de Maria Sharapova, este miércoles en el torneo WTA de Stuttgart tras una suspensión de 15 meses por dopaje, ha causado polémica, sobre todo las medidas tomadas por Rusia para facilitar su vuelta.

Las críticas de los jugadores son principalmente porque el torneo alemán comenzó el lunes, es decir, dos días antes de finalizar la sanción de Sharapova por su positivo al meldonium. El obstáculo se superó haciendo jugar a la rusa el miércoles, algo que está reservado sólo a los cabezas de serie.

Sharapova, quien debutará ante la italiana Roberta Vinci, no tiene ranking WTA al no haber jugado desde el Abierto de Australia de 2016. Sólo podía participar en Stuttgart con una wild card (invitación), que entregan los organizadores de cada torneo de manera discrecional, pero que suele otorgarse a jugadores locales, a los que regresan de largas lesiones o a promesas que apuntan a futuras estrellas.

Va a poder llegar el miércoles y comenzar el torneo así... es un poco extraño para las otras jugadoras. Es un torneo alemán, hay jugadoras alemanas que deberían tener una invitación, comentó la germana Angelique Kerber, número dos mundial.

La danesa Caroline Wozniacki, ex número uno, lamentó que el regreso de Sharapova no se haya retrasado una semana y en un torneo de menos calibre: “Es muy discutible permitir a una jugadora aún suspendida, sea quien sea, participar en un torneo la misma semana en la que finaliza el castigo.

Todo mundo merece una segunda oportunidad, pero un jugador suspendido por dopaje debería volver a empezar desde cero y ganarse su regreso. Es diferente a una lesión, añadió la danesa.

En el circuito varonil también se critica a la rusa. El número uno mundial, el británico Andy Murray, estimó que hay que trabajar para volver, y el francés Jo-Wilfried Tsonga fue aún más claro: Es como dar un caramelo a un niño que ha hecho una tontería. Se envía un mensaje negativo, consideró.