Historias de lo inmediato
iembro de un clan que se dedica a las letras, Catalina Aguilar Mastretta dice que no es propiamente una millennial (tiene 32 años), aunque su primera novela, Todos los días son nuestros, se desarrolla en esas colonias de la Ciudad de México donde todos los chicos de esa generación quieren vivir; los personajes dicen equis
y el matrimonio de los protagonistas termina por culpa de un Ajax quitagrasa
.
Catalina –como el personaje central de Arráncame la vida, la primera novela de su madre, Ángeles Mastretta– tiene la sangre ligera como Mari, aunque ella cree que se parece más a Emiliano Cervera, su protagonista. Como él, ella también es cineasta; escribió y dirigió Las horas contigo.
Es una novela que parece decir algo a los jóvenes porque durante la presentación en el Centro Cultural Tijuana (Cecut) una joven casi llora al comentar su propia ruptura y la llegada del libro a sus manos con una historia centrada en una separación.
Aguilar Mastretta –hija del también escritor y periodista Héctor Aguilar Camín– recomendó ampliamente al público leer Pedro Paramo, del gran Juan Rulfo (la pregunta con que se inicia su libro, ¿Conoces a Emiliano Cervera?
, remite a “…un tal Pedro Páramo”) y mencionó a la inglesa Jane Austen como una de sus autoras favoritas.
Uno de los capítulos del libro fue publicado en las páginas de la revista Nexos, que dirige su padre, así que se le puede echar un ojo en la red antes de decidir comprarlo. Es un texto editado el año pasado. A propósito de Aguilar Camín, son muy recomendables su novela Adiós a los padres y un relato corto sobre el fantasma del general Gelati.
Todos los días son nuestros fue presentada el pasado 19 de abril en la sala Federico Campbell del Cecut y acompañaron a la autora Yolanda Morales y Andrea Chavarín. La mayoría del público fue de jóvenes, como ellas. Morales hizo gala de buena compañía de mesa porque desmenuzó el texto y dio agilidad a la presentación.