Enfrentó al Palmeiras en partido amistoso, donde presentó el trofeo de la Sudamericana
Tres sobrevivientes y familiares de víctimas recibieron las medallas de campeones
Aficionados rindieron un minuto de aplausos y cánticos en memoria de los 71 fallecidos
Domingo 22 de enero de 2017, p. 9
Chapecó.
A 54 días del accidente aéreo que sufrió su delegación en Colombia y que dejó saldo de 71 muertos, el Chapecoense volvió a jugar un partido oficial de futbol.
Los 90 minutos que el equipo brasileño disputó ante Palmeiras, más que por goles y atajadas, serán recordados por su fuerza simbólica: el 21 de enero de 2017 el club certificó su renacimiento.
El amistoso se disputó en la Arena Condá, estadio del Chapecoense, y culminó 2-2. En lo futbolístico, al local le sirvió para empezar a dar ruedo a su plantel, compuesto casi en su totalidad por jugadores recién incorporados. Para Palmeiras, campeón de Brasil, también fue una oportunidad de tomar ritmo pensando en la temporada que comienza. Sin embargo, el partido fue especial por las conocidas razones que exceden a lo deportivo.
Después de la tragedia del 28 de noviembre, cuando el avión que trasladaba a su delegación cayó en Medellín, el Chapecoense –o lo que quedaba de él– se embarcó, sumido en profunda tristeza, en un enorme proceso de reconstrucción.
Por eso, cuando a las 16:43 horas tiempo local la pelota comenzó a rodar en la cancha, la emoción, por lo perdido y lo reconquistado, embargó no sólo a los asistentes, sino a un país entero que todavía se conmueve ante la tragedia.
Antes de que comenzara el partido, Jackson Follmann, Neto y Alan Ruschel, los tres jugadores que sobrevivieron al accidente, ingresaron al campo de juego y levantaron el trofeo de campeón de la Copa Sudamericana.
El avión que cayó trasladaba al plantel a Colombia, donde el equipo debía jugar la final de la competición continental ante Atlético Nacional de Medellín. El partido nunca se disputó y el 5 de diciembre, la Conmebol, a petición de sus rivales, declaró vencedor del torneo al conjunto brasileño.
Cuando Follmann, desde su silla de ruedas, alzó la copa por encima de su cabeza y la mostró al estadio, muchos hinchas no pudieron contener las lágrimas.
Quien ayudó a trasladarse al ex arquero fue Nivaldo, compañero de equipo que no viajó a Colombia por decisión técnica y que ahora es parte de la dirigencia del nuevo Chape
.
Los familiares de las víctimas de los jugadores y miembros del cuerpo técnico muertos en el accidente recibieron también sus medallas de campeones. La mayoría mostró fotos de sus parientes fallecidos. Rafael Henzel, el único periodista que sobrevivió al accidente, estuvo en una de las cabinas del estadio y relató el partido para Radio Oeste Capital, de Chapecó.
En el accidente murieron 19 futbolistas. Para formar su plantel, el Chapecoense contrató 23 nuevos nombres, subió a 11 jugadores de las divisiones inferiores y mantuvo a tres de su equipo anterior. Se espera que tanto Neto como Ruschel vuelvan a las canchas, aunque todavía no se sabe cuándo.
A los 71 minutos, el partido se paró por 60 segundos en homenaje a los 71 muertos en el accidente. Todos en el estadio comenzaron a aplaudir y a entonar el que se volvió casi un himno mundial a la superación: Vamos, vamos Chape
. La reciente vez que había jugado en su estadio fue el 23 de noviembre de 2016: ese día, con una sensacional atajada del fallecido Danilo en el último minuto, el equipo empató 0-0 con San Lorenzo y rubricó su pase a la final de la Copa Sudamericana.
Entre aquellas tribunas repletas de aquel día y el lleno de ayer pasaron menos de dos meses. Sucedió el accidente, luego el funeral colectivo, la solidaridad del deporte mundial y la reconstrucción.