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La ronda de creatividad más reciente es impulsada por la banda indie The Charlatans

Resurge el furor por elaborar cubiertas de álbumes musicales como portadas de libro
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 19 de julio de 2016, p. 5

Existen ciertas intersecciones entre la música y la literatura que deben tener mucho que ver con el gen del coleccionista. A algunos les basta con la naturaleza transitoria del consumo: leer libros electrónicos o pedirlos prestados a bibliotecas o amigos, escuchar bandas en Spotify. Pero otros sólo aceptan la propiedad. El verdadero bibliófilo poseerá varias ediciones de su libro favorito y, dependiendo de cuán devota de la música sea una persona, tendrá filas de cedés o anaqueles que gruñen bajo el peso del vinil.

Es esa hibridez, ese deseo de poseer un artefacto, lo que debió haber dado impulso a la recurrente (y en resurgimiento en estos días) manía de reimaginar álbumes de música en el estilo de portadas de libros clásicos.

Uno de los practicantes es el artista y diseñador Marcus Raynal Hislop, quien trabaja desde su estudio, Notorious Gasoline Company, en el centro de Glasgow (Escocia). Sus portadas de libros para álbumes, creadas digitalmente, incluyen My Love is Cool, de Wolf Alice, en el estilo de una novela barata de crímenes; English Graffiti, de The Vaccines, como un muy manoseado libro de bolsillo de Penguin, y What’s The Story, Morning Glory?, de Oasis, como un drama de fregadero británico de los sesentas.

Es algo a lo que me sentí atraído de inmediato, dice Hislop. Me encanta diseñar carteles de películas inexistentes; he pintado muchos en años recientes, y hacer algunas tonterías digitales me pareció una distracción divertida.

Hislop, cuyo verdadero amor es la pintura abstracta, pero que –siendo bastante mercenario en materia de arte– con frecuencia hace trabajo que apela al sentido de nostalgia de todo mundo y al amor a las celebridades, concede que le gusta lucirse un poco y que crear las portadas de libros ha resultado un poco adictivo.

El único problema es que me gusta tanto hacerlas que no he parado, comenta antes de preguntarme cuál es mi álbum favorito. Por lealtad a mi ciudad natal, Wigan (Inglaterra), ofrezco Urban Hymns, de The Verve. Poco antes de la media noche, Hislop me envía una imagen de ese álbum reinventada como la portada de un periódico estilo The Independent, con una sola nota de disculpa: Hubiera hecho más, pero la doña reclamó mi compañía porque dice que paso mucho tiempo haciendo pendejadas con el arte cuando debería estar descansando.

El híbrido álbum-libro es una tendencia que resurge de cuando en cuando. Hace tres años, el diseñador gráfico Christophe Gowans se embarcó en un proyecto similar, y en 2007 Little Pixel, usuario de Flickr, publicó un grupo de portadas de álbumes en el estilo de viejos libros de bolsillo de Pelican.

La ronda de creatividad más reciente fue impulsada por la banda indie The Charlatans. Su líder, Tim Burgess, y el diseñador Nick Fraser –amigo de Hislop– tuvieron la idea de reinventar la discografía del grupo como portadas de libros, las cuales fueron realizadas por el artista Ian Read. La banda las promovió como impresos en su sitio web y se agotaron en minutos. (Ahora acaban de presentarlas como juego de tarjetas postales).

Burgess dice: Habíamos hecho una tabla periódica de canciones de los Charlatans, e imprimimos algunas para marcar el natalicio de Dimitri Mendeleyev, creador de la tabla periódica de los elementos, y en realidad funcionó bien, así que eso nos puso a pensar en la mercancía de la banda y cómo todo era playeras de giras con fechas en el dorso.

The Charlatans han tenido siempre inclinación literaria: su álbum de 2015 Modern Nature tomó su nombre del libro de Derek Jarman, y Tim Burgess está por lanzar su segundo volumen para Faber & Faber, Tim Book Two (geddit?), secuela de su libro de memorias Telling Stories, de 2012, que, para describir un círculo completo, es también el título del álbum de 1997 de la banda.

Buscamos diseños que evocaran cierta familiaridad... libros que algunos de nosotros teníamos o que conocimos de niños, dice Burgess. En realidad le pegamos a algo cuando los compartimos en línea: la estación BBC Radio 6 Music los tomó y pidió a la gente reimaginar otros álbumes como portadas de libros, y algunas fueron increíblemente imaginativas.

Hislop fue uno de los que respondieron al llamado, y ha tenido un resultado bastante inesperado para él. Después de hacer estos libros falsos, en realidad salí a comprar algunos verdaderos, que fue algo que tenía mucho tiempo de no hacer, confiesa. Antes me gustaba leer, pero me dejé ir. Esos diseños me hicieron sentir vergüenza y el deseo de regresar a los libros.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya