Miércoles 29 de junio de 2016, p. 28
Robert Fisk recuerda a su padre como un hombre que se sentía europeo, no solamente británico, a pesar de sus ideales conservadores, considerados retrógrados y hasta racistas por su hijo liberal.
Bill Fisk, veterano de la Primera Guerra Mundial, se encargó de viajar con su familia por la Europa que él conoció en tiempos de guerra y de hacer que su hijo se familiarizara con el resto de las culturas de Europa.
La madre del periodista de The Independent, Peggy Fisk, es recordada por el veterano reportero como una mujer bondadosa, quien aprendió esperanto, el idioma con que se pretendía hermanar a todas las lenguas europeas, y que desde joven se enamoró de Francia. De anciana se sentía fascinada por el tren Eurostar, emocionada de que en tiempos modernos Gran Bretaña y Francia estuvieran unidos por un cómodo y veloz medio de transporte, cuando para ella y su esposo cruzar el canal de la Mancha había sido una larga y pesada odisea.
En este artículo, el periodista Robert Fisk hace remembranza de sus padres, personas de su tiempo, testigos de dos guerras, quienes, afirma, hubieran votado por que Gran Bretaña no abandonara la Unión Europea.