Madrid.

El presidente en funciones y vencedor en las elecciones generales del domingo, el derechista Mariano Rajoy, anunció este lunes que abrirá una mesa de diálogo para intentar formar un gobierno de gran coalición con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Ciudadanos. Pero los socialistas descartaron apoyarlo, ni por acción ni omisión.

El líder del derechista Ciudadanos, Albert Rivera, reiteró que sus diputados en ningún caso respaldarán a un gobierno formado por las mismas personas que han amparado la corrupción en años recientes, ni con su voto en favor ni con su abstención. Rivero vetó en concreto el nombre de Mariano Rajoy.

El presidente en funciones defendió una coalición similar a la que ya existe o se ha utilizado en el pasado en otros países europeos, que estaría integrada por su Partido Popular (PP), con 137 diputados, más los 85 escaños de los socialistas y los 32 de Ciudadanos. Esa fórmula, inviable hoy, sumaría 254 parlamentarios de los 350 que existen. Muy por encima de la mayoría absoluta, fijada en 176.

Un segundo escenario en el que trabaja Rajoy es un gobierno de coalición con Ciudadanos, que cuente con el apoyo de los diputados del Partido Nacionalista Vasco (cinco), Coalición Canaria (uno) y Nueva Canaria (uno). Así sumaría 176 legisladores y no requería la abstención de otra formación, en este caso el PSOE, para evitar la convocatoria a unas terceras elecciones en un año.

Pero todos los partidos mantienen sus vetos y posturas anteriores, los cuales obligaron a estos nuevos comicios, con lo que España está en la misma situación de ingobernabilidad que en los pasados seis meses.

Mientras tanto, desde las filas de Unidos Podemos, el gran perdedor, compareció su secretario de Organización, Pablo Echenique, para reconocer que siguen sin entender el resultado y reiterar su sorpresa ante un mal resultado en los comicios.

El otro gran protagonista de la coalición, el todavía líder de Izquierda Unida Alberto Garzón, defendió su estrategia de coalición con Podemos y aseguró que si hubiéramos ido en solitario nos hubiera ido mucho peor.

En la coalición de izquierdas se analizó con preocupación el abandono masivo de votantes en menos de seis meses, al pasar de más de 6 millones 200 mil a algo más de 5 millones.