Miércoles 4 de mayo de 2016, p. 25
Nicolás Romero, Mex.
Comuneros de Llano Grande velaron en la iglesia local el cuerpo de David Salinas, de 17 años de edad, muerto de un balazo en la frente el lunes cuando policías municipales dispararon a civiles que exigían respeto a 543 hectáreas de su propiedad.
Familiares y amigos del menor reunidos fuera del templo exigieron a las autoridades entregar a los policías asesinos
. Aseguraron que con esta operación se puso en práctica la llamada ley Atenco, recientemente aprobada.
La Procuraduría General de Justicia del Estado de México informó que aplicó estudios de balística a las armas de 30 agentes municipales, entre ellas una escopeta, como parte de una investigación.
Comuneros explicaron que la tarde del lunes unos 40 policías armados con rifles y pistolas ingresaron a sus tierras y comenzaron a quitar los letreros de madera que decían propiedad de bienes comunales
, con los cuales identificaban los límites de sus predios. Llegaron cortando cartucho y se fueron
.
Entonces un grupo de 60 comuneros, entre ellos David, se trasladó al módulo de la corporación en Nicolás Romero, donde exigieron a los oficiales que no volvieran a quitar sus letreros.
Cuando estaban frente al módulo, al menos cuatro patrullas los cercaron y le abrieron paso a una camioneta de la comisaría de seguridad pública, desde la cual varios oficiales hicieron disparos.
Minutos después, David caminaba por la avenida Emiliano Zapata, cuando desde una patrulla un oficial pidió a sus compañeros abrir fuego contra el joven. ¡Dispárale, dispárale! ¡Él viene con ellos!
, habría dicho, según dos de los entrevistados durante el funeral.
Los quejosos pidieron a la alcaldesa Angelina Carreño Mijares entregar al oficial que mató a David; de lo contrario, advirtieron, harán justicia por propia mano. Empleados de la alcaldía dijeron que la funcionaria no se encontraba.
La Comisión Estatal de Seguridad señaló que hubo un enfrentamiento
entre policías municipales y vecinos de Llano Grande debido a que éstos pretendieron invadir un predio que era custodiado por la policía auxiliar.