Portada
Presentación
Ángel Pahuamba, testigo
de nuestro tiempo
Gaspar Aguilera Díaz
Roa Bárcena y los
cuentos de aparecidos
Edgar Aguilar
La hermosa
monstruosidad
de los insectos
Armando Alanís Pulido
Santa Muerte,
blanca Niña Bonita
Fabrizio Lorusso
Un viajante llamado
Arthur Miller
Ricardo Bada
La reserva ecológica del
Pedregal de la UNAM
Norma Ávila Jiménez
Leer
ARTE y PENSAMIENTO:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
@JornadaSemanal
La Jornada Semanal
|
|
Invención, memoria y testimonio
Luis Hernández Navarro
|
Garabato,
Willivaldo Delgadillo,
Samsara,
México, 2015.
|
Garabato, la última novela de Willivaldo Delgadillo, es, de muchas maneras, un libro sobre Ciudad Juárez, convertida en un territorio literario acosado por la más amplia gama de estereotipos.
Crítico implacable de quienes se apropian de atmósferas e historias que no entienden sólo para meterlas con camisa de fuerza a la ficción y ganar notoriedad, el novelista renuncia en Garabato al uso de un victimismo facilón. Por el contrario, su narrativa echa mano de los recursos de la ficción y de la literatura, con oficio y originalidad, para construir, desde la esfera de la imaginación, un relato mucho más verosímil que muchos reportajes periodísticos o ensayos académicos.
Novela de novelas, frontera de fronteras, metarrelato, Garabato de Willivaldo Delgadillo retoma el camino andado por El garabato de Vicente Leñero. Lo hace siguiendo su propia ruta. Máscara sobre máscara, la obra del fundador de la revista Proceso trata sobre un escritor que inventa a un novelista que lee la novela de un autor inventado. Sombra de la sombra, el Garabato del norteño es un texto sobre un escritor que tiene que responder por un literato ausente que ha publicado tres novelas que forman parte del libro. A su manera, ambas obras están escritas en círculos.
El Garabato de Willivaldo cuenta, simultánea y entreveradamente, las andanzas y reflexiones del escritor Basilio Muñoz, quien asiste a un congreso literario en Berlín para poner sus privilegios al servicio de los poetas ausentes, y la Trilogía juarense del autor Billy Garabato, compuesta por tres novelas “polémicas e intempestivas”: De alba roja, moteles del corazón y Sicario en El Jardín del Pulpo.
Literatos fronterizos ambos, no hay entre Badillo y Garabato un antagonismo verdadero sino una relación cordial alimentada por la conversación sobre sus intuiciones en la escritura y las opiniones compartidas sobre asuntos públicos.
En la novela, Basilio Muñoz es un escritor “que durante dos o tres años estuvo abocado a redactar un texto que no debía ser necesariamente un libro, un libro que no necesariamente debía tener un principio y un final, y tampoco una motivación fundamental ni una finalidad muy específica, excepto la de convertirse en polvo”. En cambio, Billy Garabato es un autor sobre el que cae la sospecha de ser un pseudónimo de varios escritores juarenses que se escudan en él para escribir lo que de otra manera los compromete y los expone a críticas devastadoras.
En la crónica del congreso de los escritores mexicanos de Garabato, Willivaldo hace una taxonomía de la República de las Letras, dividida en dos bandos irreconciliables. De un lado, el grupo de los plumíferos finolis, adictos a las caricias del Príncipe; del otro, los bárbaros agrupados en el Frente Literario del Norte, especialistas en libar grandes cantidades de cerveza.
Y es que, faltaba más, además de lanzar dardos envenenados contra sus compatriotas norteños, los finolis de Garabato, en plena recepción en la Embajada mexicana, fieles a sus patrocinadores, se sumaron entusiastas a una moción para suscribir una declaratoria sobre la buena marcha de los derechos humanos en México, que finalmente naufragó en los mares de los discursos oficiales. Mientras que, del otro lado de las barricadas, los toscos reivindicaban a la narrativa norteña entre lo mejor que se ha escrito en los últimos cien años en el país.
La Trilogía juarense de Billy Garabato hace una radiografía de la capital mundial de los feminicidios. En De alba roja narra los avatares de la prensa fronteriza, atravesada y sacudida por la presión combinada de funcionarios públicos corruptos y criminales organizados. En Moteles del corazón disecciona el tráfico de influencias que hermana a los hombres de empresa, el narcotráfico y los políticos que quisieron engordar marranos para que no fueran tan trompudos como los anteriores, pero terminaron convertidos en puercos de hocico light, por aquello de que la genética es destino. Finalmente, en Sicario en El Jardín del Pulpo cuenta el despliegue de una ola de violencia que no respeta ni a los mismos muertos, auspiciada por Ejército y las policías.
Todo ello se hace a través de ingeniosos dispositivos narrativos, alejados del panfleto. En un caso, en el que Willivaldo recupera su experiencia como periodista y editor de Opinión en el Diario de Juárez, se explica la absurda situación de un periodista gráfico que, al tomar unas vacaciones forzosas después de captar una imagen incómoda, es presentado por el periódico para el que trabaja como un desaparecido, hasta que él decide no convertirse en preso de un calabozo de papel. En otro, se describe el próspero negocio del turismo erótico y la demoledora estrategia de comunicación de los narcos, al parecer copiada por el Ejército Islámico. En otro más, se detallan los afanes de los juarenses de abajo para perseguir la chuleta entre negocios que se ven obligados a cerrar sus puertas por la violencia cotidiana.
En Garabato, Delgadillo nos cuenta lo paradójico que resulta tratar de hablar de una ciudad sitiada por el ruido de las balas y el silencio. Y para ello nos inventa una orbe de fábula, en veces, más real que la ciudad misma llena de retenes militares. A pesar de los horrores que describe, es una obra polifónica grata al oído. Su ritmo y su sonoridad conducen al lector a través de las peores atrocidades sin exaltarlas.
Garabato es un magnífico homenaje a ese epicentro del dolor tan olvidado por el resto del país que parece querer encontrar en la amnesia el alivio a la incomodidad que provoca el sufrimiento ajeno; a esa ciudad que la absurda guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón convirtió en un moderno Museo del Horror, y que hoy la administración de Enrique Peña Nieto quiere ocultar. Se trata, en suma, de un testimonio literario que hace del ejercicio de la memoria un instrumento para mantener viva la flama de la indignación moral.
Hacia el ámbito del derecho privado
Ricardo Venegas
|
Hacia el ámbito del Derecho Privado,
Ricardo Tapia, Eduardo Oliva, Anahiby Becerril,
(coordinadores),
Ediciones Eternos Malabares/UAEM,
México, 2015.
|
Ediciones Eternos Malabares cumple su XX aniversario como una de las editoriales más antiguas de Cuernavaca, Morelos, y este es uno de sus más recientes títulos, en cuya edición participa el sello de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Coordinado por los doctores Ricardo Tapia Vega, Eduardo Oliva y Anahiby Becerril, esta compilación de ensayos jurídicos reúne a catedráticos, egresados y alumnos del postgrado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAEM; además, cuenta con la colaboración de un catedrático de la Institución Universitaria de Envigado, Colombia. Así, con este segundo número de la serie Temas Selectos, se consolida la labor de difusión de los productos de investigación del referido postgrado, y se comienza a delinear el derrotero para trabajos en colaboración académica internacional y, del mismo modo, se reafirma la calidad de la colección Derecho y Ciencias Sociales, cuyo rumbo dirige el doctor Ricardo Tapia Vega.
En esta obra, dedicada al ámbito del derecho privado, se presentan los siguientes ensayos: “La naturaleza jurídica del Derecho de Familia: Reflexiones en el contexto del sistema jurídico mexicano”; “Vivienda digna derecho fundamental de la familia en México”; “Medidas de protección y prevención como instrumento garante contra la violencia infantil”; “El proceso en clave de Derechos Humanos. Hacia el ámbito del Derecho Privado”; “El abc del proceso de nulidad matrimonial canónico, apuntes elementales”; “El testamento electrónico”; “Imprecisión normativa del Derecho a la Identidad de los hijos nacidos mediante técnicas de reproducción asistida en México”; “La bioética y los avances científicos y tecnológicos en la voluntad anticipada”; y “La necesidad de limitar la responsabilidad patrimonial del comerciante individual. ¿La sociedad unipersonal o la empresa individual de responsabilidad limitada?”
Con toda razón, el doctor Víctor M. Castrillón y Luna afirma en el prólogo: “Se trata de una obra por demás interesante, no sólo por la trayectoria de los autores, sino también por la diversidad de los temas que en la misma se incluyen. […] representa, sin duda, una interesante contribución al estudio de instituciones jurídicas diversas y denota la preocupación de nuestra institución de hacer partícipes en sus trabajos académicos tanto a egresados de los programas de maestría y doctorado como a los que son aún estudiantes, pero con un desarrollo significativo y de gran responsabilidad que les coloca como herederos de los estudios de la ciencia jurídica en sus diversos aspectos.”
Las vicisitudes de un académico
Sonia Peña
|
Blanco Trópico,
Adrián Curiel Rivera,
Alfaguara,
México, 2014.
|
En Blanco Trópico, Adrián Curiel Rivera narra las desventuras de un académico con aspiraciones de escritor. No es la primera novela de Curiel, quien cuenta con varios libros de cuentos, novelas y ensayos; entre éstos destaco Novela española y boom hispanoamericano (2006), un excelente trabajo sobre el fenómeno que llevó a varios escritores latinoamericanos a la cúspide en los años sesenta.
La trama tiene como protagonistas a Juan Ramírez Gallardo, mexicano becado en Madrid para realizar un doctorado en economía, y a su esposa Marcia, argentina, también becada para un doctorado en biología. A partir de la conclusión de las becas, la decisión de radicar en alguno de los países de origen de este “par de sudacas” es el primer escollo a sortear. Después de pasar por México la pareja se instala en Blanco Trópico, una isla perdida en medio del Atlántico, escenario de las vicisitudes del flamante economista.
Si bien la obra logra que el receptor permanezca atento a las desventuras del doctor Juan Ramírez Gallardo, por momentos la prosa decae en sucesos que en lugar de distender la historia detienen el ritmo de una escritura fluida y por demás irónica. Por ejemplo, se interrumpe el hilo varias páginas para describir el parto de Marcia –algo que se podría resolver en un par de párrafos– cuando lo que interesa es saber qué pasará con la frustrante búsqueda de empleo de Juan; en otros momentos se sospecha de la verosimilitud del relato, puesto que los becarios, después de pagar dos boletos de avión Madrid-México y despachar cuantiosas cajas por barco, se dan una vida bastante relajada en su paso por el Distrito Federal: comidas en buenos restaurantes –botellas de vino y tequila incluidas–, compra de numerosos libros y discos y el pago de dos boletos a Blanco Trópico. A quienes hemos dependido alguna vez de una beca nos cuesta creer que todo eso se pueda lograr con el raquítico depósito mensual que hay que cuidar como oro, aunque –aclara el narrador– se trata de una beca postdoctoral y en México los euros que deposita Caja Madrid rinden mucho más. Tampoco resulta “creíble” (sí maniqueísta) que el protagonista mantenga un casto historial de marido fiel a lo largo de toda la obra y sólo reseñe las aventuras de su colega Julián Zavala Dilinger y de su amigo Mayer Levitt, dos mujeriegos empedernidos; los únicos adulterios de Juan son imaginarios y a lo sumo llega a una masturbación en ausencia de su mujer.
La irrupción del azar es otro elemento que desconcierta al lector hacia el final de la novela, cuando el desafortunado doctor Ramírez y su colega Virginia Garfio regresan de una extenuante competencia por la única plaza disponible en el instituto en que laboran y ésta lo arroja al mar dejándolo a la deriva, y quien lo salva “vaya coincidencia, es un ingeniero polaco con quien Marcia y yo viajamos a la isla desde la ciudad de México”.
No es novedad que el mismo autor se introduzca como protagonista o referencia dentro del relato, y Curiel no resiste a esta tentación al describir que Juan hacía mucho tiempo no leía ciencia ficción: “lo último que había leído, después de Laberinto de muerte y El fin de la infancia, era un relato asfixiante sobre las suplantadoras realidades virtuales difundidas impunemente por la televisión, en la línea de Fahrenheit 451. Se titulaba A bocajarro. Lo firmaba un oscuro autor, no recordaba su nombre”. A bocajarro es la tercera novela de Curiel publicada en 2008 y, colocarla “en la línea de Fahrenheit 451”, suena un tanto ostentoso de su parte.
Pero si algo debemos destacar de Blanco Trópico es la acertada parodia que describe la presión que soportan los becarios, su agotadora tarea de conseguir un trabajo cuando terminan la carrera, las pandillas literarias que debe enfrentar el aspirante a escritor y la despiadada lucha por sobrevivir en la selva académica.
¿Hasta qué punto rige la “ética” profesional cuando se trata de ganar una plaza? ¿No llegaríamos a aplastar al contrincante e incluso al plagio con tal de conseguirla? ¿Es compatible la vida colegiada con la creación literaria o van por caminos opuestos? ¿Cómo se abre camino un escritor novato si las becas las maneja una mafia que antepone el amiguismo a las habilidades narrativas? ¿En verdad sentimos admiración por el colega que destaca o en el fondo es simple envidia? ¿Los organismos que promueven “el perfil deseable” son conscientes de la presión que ejercen sobre sus investigadores? ¿Es legítimo crear instituciones que venden como de vanguardia licenciaturas que a nadie sirven? A estas y otras preguntas responde con impecable sarcasmo Blanco Trópico. Quienes laboran en instituciones de “alto nivel académico” se verán reflejados en estas páginas y por momentos no sabrán si reír o llorar. Es fácil reconocer las instituciones aludidas y la ubicación geográfica de la isla en nuestra realidad mexicana. Pero eso es harina de otro costal.
|
13 ficciones del país sin soldados,
Dorelia Barahona Riera,
Literatura/Difusión Cultural UNAM,
México, 2015.
|
De los trece autores convocados en esta antología deliciosa, una no nació en el afortunado país sin milicias, otra murió en México, otro más vive también aquí y se declara binacional, mientras el resto ve transcurrir sus días en aquella tierra entrañable de la pura vida. Sus fechas de nacimiento los hacen cubrir, en conjunto, un arco cronológico que abarca el siglo XX casi completo: la parteaguas y en muchos sentidos fundadora Yolanda Oreamuno nació en 1916, mientras Daniel Quirós, el más joven de los antologados, vio la primera luz en 1979. El presente volumen significa una magnífica oportunidad para recalar en una narrativa que le hace todos los honores a la segunda palabra de la que se compone el nombre del país y, con ello, subsanar en algo la inveterada costumbre mexicana de actuar como si la literatura hispanoamericana comenzara por estas tierras, hallando continuidad apenas hasta la sudamericana Colombia, y por lo tanto habiéndose brincado a una Centroamérica que tiene mucho que decir, no sólo literariamente hablando, por supuesto.
|