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El corresponsal en Sinaloa publicó Huérfanos del narco

México, país herido que no ve ni oye la tragedia de los otros: Javier Valdez
 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de agosto de 2015, p. 10

El libro Huérfanos del narco, de Javier Valdez Cárdenas, exhibe la rabia, la tristeza y el dolor de miles de personas en todo el país. La orfandad que en este momento no tiene esperanza de vida, pero sí de violencia, la misma que arrancó en un levantón o en un tiroteo a padres, tíos o madres.

El texto, publicado por Aguilar, cuenta historias y vidas que padecen la violencia generada por las autoridades y el narcotráfico, bandas y policías o militares, que ocurren tanto en Baja California como en Chihuahua, Sinaloa o Guerrero.

Lo más difícil, dice Valdez Cárdenas, fue acercarse a los niños. Lo más complicado no fue hacerlo con los que hablan, sino con aquellos que guardan rencor en silencio; los que no dicen nada, no cuentan nada.

Con Huérfanos del narco, Javier Valdez, corresponsal de La Jornada en Sinaloa, ha escrito siete libros, y afirma de esta obra que le gustaría que sus historias muevan, aunque sea levemente, la conciencia de la sociedad. Que se sacuda y salga a exigir más, a tomar más acciones para que se detenga la violencia.

El fenómeno de los huérfanos del narco “es mucho más peligroso y grave de lo que creemos, pero además se extendió; ya no está sólo en Sinaloa, Juárez, Monterrey, Tamaulipas o Coahuila. Lo más grave no es su crecimiento, sino que como sociedad no lo vemos. Es invisible; es el mismo discurso que para el gobierno. Para las autoridades los desaparecidos no existen, son invisibles.

“El gobierno tampoco ve la lucha de los familiares por encontrar a los desaparecidos ni las consecuencias que la orfandad deja en los niños. La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas no tiene voluntad; está atrapada en una maraña burocrática e insensible. El gobierno es cómplice y corrupto, trabaja para el narco, pero ¿y la sociedad? Ella está midiendo igual y se olvida de que somos padres; no ve y no oye porque no quiere sentir. Entiendo resignadamente que es una forma de sobrevivir, pero también es no comprometerse: pierde terreno el ejercicio de ciudadanía.”

Orfandad multiplicada

Asegura que en los recorridos que hizo para elaborar esta obra observó que no hay ciudadanía que acompañe la lucha de estas mujeres y niños por encontrar a los desaparecidos. Eso me parece más grave porque ya sabemos que el gobierno nos miente, nos roba; que allá están en el poder, con el poder, usurpando el poder. De la sociedad me parece peor porque nosotros también somos huérfanos. Éste es un país huérfano, herido, pero nosotros estamos multiplicando esa orfandad por no acompañar esta lucha y ni siquiera verla, ya no digamos salir a protestar o buscar los cadáveres, porque no la vemos y entonces multiplicamos la tragedia.

Señaló que en Ciudad Juárez encontró niños que no hablan de venganza, pero están enojados y se mueven en la realidad nacional del narco, la corrupción, el desempleo, la miseria y la violencia. “Quisiera decir que seguramente van a ir la escuela, y aunque tengan bajas calificaciones irán a terapia y se van a recuperar, pero no es así porque en su vida está otra asechanza: la posibilidad de que consuman drogas, tomen un fusil automático, ingresen al narco y tengan dos o tres años de vida fácil, entre comillas, de dinero rápido. Y eso complicaría todavía más su vida”.