¿Qué siente cuando está en el aire? pregunta La Jornada a la canadiense Marie-Christine Ménard Bergeron, acróbata del Circo del Sol, quien protagoniza un acto de camas transformadas en los llamados brincolines.

Saltar es libertad, es una especie de liberación. Es como estar en una fiesta constante, en plena diversión. Hay un momento en que recuerdas cuando eras niño y saltabas en la cama, explica la artista de la compañía, que este 3 de septiembre comenzará una temporada en la Gran Carpa Santa Fe, ahora con el espectáculo Corteo, y el cual se escenificará hasta el 27 de ese mes.

Marie-Christine Ménard, una de las 60 artistas que ahora trae este grupo, agrega que en su acto de pronto nos despertamos a medianoche y comenzamos a saltar de una cama a otra, en un incesante juego. Seis artistas saltan en una habitación sobre dos camas de 270 kilos que se mueven en unas plataformas giratorias.

Para la acróbata ser parte del Circo del Sol es un sueño: desde que era niña tenía una fuerte pasión por pertenecer a esta compañía y, ahora, es algo mágico y onírico, de la cual, recuerda: “tengo todos los detalles de los shows de esta agrupación, su música, los movimientos de los acróbatas… y mira, ahora soy parte de esta magia”.

Desde su estreno en Montreal en 2005, Corteo se ha presentado en 61 ciudades en 18 países. Unos 8 millones de espectadores han apreciado la magia de esta puesta.

Corteo, significa cortejo en italiano, es una procesión alegre, un desfile festivo imaginado por un payaso, sobre su propio funeral, el cual se celebra en un ambiente de carnaval.

El espectáculo es una mezcla actoral y de acrobacia que sumerge al público en un mundo de diversión, comedia, así como también de espontaneidad.

Otros de los números es el de los Candelabros. En éste, cuatro mujeres, antiguos amores del protagonista, un payaso muerto, se reúnen en una alegre ensoñación. Realizan acrobacias aéreas en tres candelabros gigantes que giran por encima de la cama del clown Mauro. En otro acto, el de la báscula, tres acróbatas redefinen la técnica de la báscula rodeados de dos grupos de artistas que proporcionan ritmo al acto con sus voces.

Llama la atención el número de la cuerda floja: rodeada de ángeles suspendidos a seis metros del suelo, una joven baila sobre una cuerda floja, un monociclo, varios aros y los pies descalzos. Desafía a la gravedad al subir por una cuerda con una pendiente de 40 grados.

La Gran Carpa, ubicada en Santa Fe y cuyo aforo es de 2 mil 771 personas, vuelve a recibir a esta compañía que cuenta con unos mil 300 artistas de más de 50 diferentes países. Los boletos pueden adquirirse en el teléfono 5325 9000.