Los analistas no se ponen de acuerdo en si se trata de un ascenso o un retiro decoroso
Sorprende Yakunin porque contenderá por Kaliningrado, donde al parecer nunca ha residido
Jueves 20 de agosto de 2015, p. 24
Moscú.
La renuncia de Vladimir Yakunin a la presidencia de los ferrocarriles de Rusia –(RZhD, por sus siglas en ruso) que es una de las tres más importantes empresas del sector público de este país, junto con el monopolio del gas Gazprom y la petrolera Rosneft–, centra estos días la atención de los analistas locales, que no logran ponerse de acuerdo en cuanto a su significado.
Para unos es un ascenso y tendrá serias repercusiones en el quehacer político interno de cara a las elecciones legislativas de 2016 y, sobre todo, en el contexto de los comicios presidenciales dos años más tarde.
Antiguo oficial del KGB –trabajó en Nueva York con cobertura diplomática en la misión permanente de la Unión Soviética ante la Organización de Naciones Unidas– y amigo de Putin, de quien fue vecino en la cooperativa de casas de descanso Ozero (El lago), en las afueras de San Petersburgo a finales de los 80 del siglo pasado, Yakunin aceptó ser postulado como candidato a senador por Kaliningrado, lo que se hizo oficial este miércoles.
Por cuanto Yakunin nunca, que se sepa o que se mencione en su biografía oficial, ha residido en esa región del extremo occidental de Rusia –ni los últimos cinco años ni un total de 20 en diferentes épocas, como establece la legislación electoral– su postulación provocó sorpresa hasta que, de modo no menos inverosímil, se filtró a la prensa que el candidato tiene el rango de embajador, concedido por Putin de modo confidencial nadie sabe desde cuándo y que lo exime de cumplir el requisito del mínimo de residencia, en el supuesto de que dirigió los ferrocarriles con el mayor rango diplomático posible.
Visto así, superados los impedimentos legales para postularlo, no es descabellado pensar que la salida de Yakunin de RZhD no es sólo para ocupar un escaño del Consejo de la Federación, como se denomina aquí el senado. Desde hace un tiempo está vacante el cargo de primer vicepresidente del senado y no son pocos lo que creen que Yakunin, en esa posición, podría ser una figura clave de la pirámide del poder en Rusia.
En contraste, otros comentaristas creen que Yakunin es ya una figura política quemada y sostienen que, como persona que llegó a formar parte del entorno más cercano de Putin, se le dio un retiro decoroso tras ser, de un tiempo para acá, identificado por los opositores al Kremlin como prototipo de funcionario corrupto y mal administrador.
Aunque Yakunin siempre ha rechazado las acusaciones de enriquecimiento inexplicable y nepotismo, sus adversarios aseguran que, en los 12 años que encabezó RZhD, favoreció a su hijo mayor, Andrei, cuyo fondo de inversiones Venture Investments & Yield Management, registrado en Londres, posee en Rusia una red de hoteles, dos inmobiliarias, una empresa agropecuaria, varias fábricas y otros activos por un valor de 400 millones de dólares.
A ello –señalan sus críticos– hay que agregar que, a pesar de que ha mejorado el aspecto de las principales estaciones, los trenes de larga distancia son puntuales y hasta empezaron a funcionar líneas de alta velocidad con equipos alemanes e italianos, el balance general de RZhD es desastroso y lleva años evitando la quiebra con generosos subsidios del gobierno.
Por eso, y ante el empeoramiento de la situación económica en el país, llegó la hora de cambiar los criterios para manejar las empresas del sector público y ponerlas en manos de administradores más jóvenes y eficientes, a pesar de que ello suponga sacrificar a un amigo de 67 años como Yakunin, concluyen los analistas.
En los próximos meses sabremos cuál de estas lecturas de la renuncia de Yakunin resulta acertada.