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Hemos reducido el hambre
 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de agosto de 2015, p. 10

Chiquihuitillo, Apatzingán.

Con un plato de morisqueta –arroz blanco, frijoles, salsa de tomate y queso– y una tortilla, servido para él y las mujeres, ancianos y niños en el comedor comunitario de este poblado de 700 personas, el presidente Enrique Peña Nieto vino a agradecer a las mujeres de todo el país a cargo de estos comederos los avances de la Cruzada Nacional contra el Hambre.

Fuera del programa marcado para la gira por Michoacán –y para los lugareños noticia conocida apenas momentos antes–, el mandatario se trasladó a este lugar donde en general sólo encontró a mujeres y niños, pues los hombres andaban en las faenas del campo.

Primero en un tramo carretero y luego por terracería, el convoy presidencial llegó a Chiquihuitillo porque, dijo Peña Nieto, quería felicitar desde aquí los avances del programa de su administración para atender a la población en carencia alimentaria.

“Hemos ido reduciendo en forma significativa el hambre en nuestro país. De 10 mexicanos que anteriormente no tenían acceso a la alimentación, hoy seis ya la tienen. Y eso nos da mucho gusto, porque quiere decir que hay niños mejor alimentados, que hay mujeres embarazadas que hoy tienen asegurada su diaria alimentación y que hay adultos mayores que antes no tenían qué comer y hoy están pudiendo hacerlo en los comedores comunitarios’’.

Aplauso para voluntarias

El Presidente pidió un aplauso para las mujeres a cargo de los comedores. “Las señoras que aquí están presentes, de forma voluntaria, vienen todos los días y se les apoya y ha capacitado sobre cómo deben preparar los alimentos... y se reúnen, preparan la comida y están permitiendo que todos ustedes puedan venir a comer todos los días’’.

Luego dejó un saludo “muy afectuoso’’ a esta comunidad donde la tasa de fecundidad es de 3.6 hijos. Sin embargo, no encontró a algún niño lo suficientemente desinhibido para hablar.

En cambio, Rosa María Cabrera Romero, quien atiende un comedor de estos –aunque no aquí, sino en la colonia Mirador del Valle– no tuvo reparo en usar el micrófono: yo siempre lo dije, el alimento es sagrado. Y usted nos ha llenado con esto, primeramente, el corazón de alegría.