Quito.

Nuevas protestas ocurrieron la noche de ayer en el segundo día de un paro nacional convocado por sindicalistas, indígenas y grupos sociales contra el gobierno del presidente de Ecuador, Rafael Correa, después de los enfrentamientos entre manifestantes y policías que la noche del jueves dejaron saldo de 83 efectivos heridos, dos de ellos de gravedad, y 47 ciudadanos detenidos. Simpatizantes del oficialismo también se reunieron frente a la sede de gobierno.

Los policías resultaron lesionados durante los enfrentamientos que se produjeron en varias provincias del país, particularmente en Quito, foco de las movilizaciones de grupos sindicales, indígenas y sociales descontentos con las políticas del gobierno.

Con ellos no, con los violentos jamás vamos a dialogar. Nosotros también los rechazamos. Con esa gente que hace tanto daño al país jamás vamos a dialogar, afirmó Correa en una entrevista radial este viernes. Anticipó que se emprenderán acciones judiciales contra los que cerraron los caminos, porque tenemos policías heridos.

En seis de las 24 provincias los indígenas bloquearon carreteras, mientras en la ciudad de Guayaquil hubo movilizaciones y quema de neumáticos.

Las demandas de los opositores van de la derogación de la ley de aguas, justicia laboral y una norma que afecta a médicos, a las limitaciones al libre ingreso a las universidades estatales. También rechazan la intención de la Asamblea Nacional de aprobar enmiendas constitucionales que permitirían la relección indefinida de Correa y otras autoridades.

Para el canciller Ricardo Patiño, la movilización fracasó. El paro, dijo, no tuvo respaldo de la ciudadanía, debido a que el gobierno escucha a todos, siempre y cuando no usen la violencia.

Aseguró que el proyecto gubernamental enfrenta la arremetida de la derecha con una izquierda extraviada y confundida ideológicamente.

Jorge Herrera, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), señaló que la característica de este gran movimiento siempre ha sido ir de manera progresiva, pues el pueblo poco a poco se va sumando. Por eso decimos que aún hay tiempo, subrayó.