La PGR investiga los daños del conjunto de petroglifos prehispánicos del año 1200
Se observa una Luna creciente y un Sol acompañados de 24 personajes danzantes que son mitad animales y mitad humanos; es una alegoría de un rito agrícola, afirma antropólogo
Jueves 13 de agosto de 2015, p. 7
La Procuraduría General de la República (PGR) inició una averiguación previa luego de que desconocidos dañaron con aerosol de color rojo diversas pinturas rupestres de la cultura xicalanca en la Cueva del Diablo, ubicada en el municipio de Totolac, Tlaxcala.
Las autoridades mexicanas abrieron el pasado martes la investigación por esos daños que sufrió un conjunto de petroglifos prehispánicos que datan del año 1200 de nuestra era.
La PGR informó en un comunicado que abrió una investigación por violación a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos y Artísticos en la Cueva del Diablo, ubicada al pie de un escarpe rocoso conocido como La Peña, localizado al noreste de la población de Totolac, próxima a Tlaxcala.
Se trata de una cosmogonía; sin temor a equivocarnos podría ser una cueva de chamanes
, dijo Guadalupe Pérez, antropólogo y director de Comunicación Social de San Juan Totolac, municipio en el que se encuentran los petroglifos dañados.
Los vándalos repitieron los patrones geométricos de los grabados con un espray
(aerosol) rojo, denunció el antropólogo.
Es el testimonio fiel de una bóveda celeste
, agregó Pérez. Tiene una Luna creciente y un Sol acompañados de 24 personajes danzantes que son mitad animal y mitad humanos, felinos de manos extendidas como garras y yelmo en un calendario lunar con 28 puntos, y figuras cánidas que solían acompañar a estos personajes durante las ofrendas
.
El antropólogo explicó que se trata de la alegoría de un rito agrícola lunar y que la bóveda de piedra está orientada hacia donde sale el Sol, en un punto desde el que se divisan en posición de media luna cuatro volcanes del país: Orizaba, Malinche, Popocatépetl e Iztaccíhuatl. En los alrededores crecen plantas alucinógenas como el collar del zopilote
, que los chamanes utilizaban en sus ceremonias.
El conjunto se encuentra dentro del área ecoturística de Peña Pilares, a pocos metros del camino prehispánico que salía de Tlaxcala hacia Texcoco, por el que pasaron los hombres de Hernán Cortés cargando los bergantines que serían utilizados durante el último sitio y conquista de Tenochtitlán en 1521.
Las autoridades municipales descubrieron la agresión el fin de semana cuando mostraban a un periodista las opciones de ecoturismo en la zona y lo hicieron del conocimiento de la PGR.
Nos pidieron que selláramos el lugar y colocáramos vigilancia 24 horas al día
, explicó Pérez.
Es una muestra de falta de valores, de compromiso y conocimiento y apreciación hacia nuestras raíces históricas, propia de una era leve y volátil. Se perdió la conciencia de que eso forma parte de la riqueza cultural del pueblo
, concluyó.
Lo sucedido en la montaña se dio a conocer apenas dos semanas después de que, en el mismo estado, habitantes del poblado San Pablo del Monte derribaron una capilla del siglo XVIII.
La pequeña Capilla del Santo Cristo fue construida por los franciscanos durante la época colonial y se amplió en los siglos XIX y el XX. Como casi todas las de México, era propiedad del Estado, pero está cedida temporalmente a la Iglesia católica para ser usada en celebraciones religiosas.
Mezclaba arquitectura tradicional religiosa con antecedentes virreinales. Poseía elementos de mampostería en muros y contrafuertes, además de una bóveda de cañón corrido y dos torres campanarios añadidas en el siglo XIX. Sus muros tenían casi un metro de ancho.
Destruirla, al igual que acabar con cualquier otro monumento histórico, es un acto sancionado por la ley de tres a 11 años de prisión.