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Filmo, veo la cinta dos años después y me es ajena; no es suficiente

Roquear es mi derecho, afirma el actor inglés Paddy Considine

Decidió cantar al escuchar al estadunidense Robert Pollard: Me enseñó a seguir mi instinto visceral y mis sentimientos, más que mi intelecto

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Paddy Considine es conocido por colaborar con Shane Meadows en filmes como Dead Man Shoes, de la que fue coguionista y tuvo un estelar
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 11 de agosto de 2015, p. a11

De Keanu Reeves a Ryan Gosling, Johnny Depp, Juliette Lewis y Jared Leto, los actores siempre han fantaseado con ser estrellas de rock. Hasta Bruce Willis ha grabado tres álbumes. Y si bien algunos han mostrado tener facultades, tienden a ser criticados por fanfarronear y por atreverse a intentar cosas nuevas. Tal vez por eso el actor británico Paddy Considine, quien formó su poco conocida banda Riding the Low en 2006, ha mantenido un bajo perfil en su lado musical, hasta consolidarse como vocalista y líder del grupo.

De hecho, esta es la primera entrevista a Considine como músico en un periódico nacional, a propósito de su presentación en el festival de Forgotten Fields el fin de semana pasado con el resto de la banda: Chris Baldwin en la guitarra, Dan Baker en la primera guitarra, Justin Chadwick en la batería y Richard Eton en el bajo, todos de su ciudad natal, Burton upon Trent, en Staffordshire, donde aún vive.

Después de años de tocar sus canciones autobiográficas en el circuito pub, sobre todo en las Tierras Medias y más tarde en el norte de Inglaterra, Considine, de 41 años, se emociona de ver que su banda gana impulso. Su segundo álbum, Here to Help the Neighbourhood, será lanzado este año.

La mayoría de las personas se sobreponen al hecho de que sea yo y ven a la banda; eso es lo estupendo de Riding the Low, expresa. Ser un actor en un grupo se considera problemático; se supone que uno debe clavarse en una cosa o la otra. Nadie me ha dicho lo que debe hacer. Algo que el punk me ha enseñado es que no es algo exclusivo. Roquear es mi derecho.

Palomazo con los Charlatans

Considine recibió su gran oportunidad musical el año pasado, cuando Tim Burgess, de los Charlatans, lo invitó a tocar en un festival en Portmeirion, en Gales. Considine había contactado a Burguess después de leer su libro Telling Stories, para hablar de meditación. La conversación siguió adelante y Tim tuvo la generosidad de ofrecer que tocáramos en Portmeirion, relata Considine. Este año encabezó a la banda como grupo de apoyo de los Charlatans en Leicester. “No me dio pánico escénico; estábamos listos. Hemos evolucionado, hemos mejorado. Al principio era algo crudo; sólo teníamos arrogancia. Teníamos mucho camino por andar y aprendimos el oficio en todas esas tocadas en pubs. No esperábamos tener éxito sólo porque hay un actor en la banda.”

Considine es conocido sobre todo por colaborar con Shane Meadows en filmes como Dead Man Shoes, de la que fue coguionista y tuvo un estelar, y como guionista y director de su primer largometraje narrativo, Tiranosaurio, de 2011, que ganó un Bafta. Pronto dirigirá y actuará en su nueva cinta, Journeyman, sobre un boxeador que sufre daño cerebral, y representa a Banquo en la nueva versión fílmica de Macbeth, al lado de Michael Fassbender. Sin embargo, no lleva al grupo ninguna sobreactuación al estilo de Peter Gabriel. Es rocanrol crudo: la ejecución está en las canciones.

Considine comenzó de baterista y no pensó en ser vocalista hasta 2002, cuando vio al roquero y cantautor estadunidense Robert Pollard, líder del grupo de rock indie Guided by Voices.

Fue un momento de transformación. En ese tiempo ya escribía canciones; mi esposa me compró una guitarra. Algunas eran buenas; pensé que era algo pasajero, así que las grabé con mi amigo Nick Hemming (vocalista de Leisure Society) y formamos una banda. Cuando entramos en las salas de práctica y dimos vida a las canciones, me fascinó, así que programamos una tocada en un pub de Burton upon Trent.

El repertorio de la banda incluye The Dizzly Doodah Man, sobre un fantasma que Considine veía cuando era niño; Rocky 99, referente a la mala salud y la decadencia de su madre –pero ella se sostuvo hasta el final: es sobre el desafío, una canción para levantar el ánimo– y Great Day Out for the Boys, acerca de la autodestrucción de una persona, pero su alma quiere volver a casa.

No es una lista sombría: hay oscuridad en las canciones, pero no depresión. Hay esperanza, asegura Considine. No trabajo las letras; sólo después me doy cuenta sobre qué escribo, y es bastante iluminador para mí.

Para Considine, escribir canciones es sólo una extensión de escribir guiones de películas. “Las canciones vienen del mismo lugar de donde vino Tiranosaurio. Es sólo un lienzo diferente. Riding the Low es la plataforma para sacar toda esa poesía.”

En general, la actuación lo ha desilusionado. “Actuar no es suficiente para mí. Cuando actúas en un filme, no hay más. Lo ves dos años después y es algo totalmente ajeno. No hay gratificación, así que no veo ninguna de mis actuaciones. A veces llega un papel que vale la pena: Pride, de Matthew Marcus, y Macbeth fueron experiencias asombrosas. Hay papeles que uno quiere pero que nunca conseguirá. Un director me dijo que no podía darme un papel que yo quería porque no obtendría financiamiento. Tienen que arriesgarse a emplear un actor inadecuado con tal de obtener dinero para la película”.

Journeyman, argumento original suyo, sería el primer filme en el que se dirigirá a sí mismo. Me encanta dirigir. Dirigirme tal vez sea ir demasiado lejos, pero no he encontrado a nadie más para el papel. Con mi guión simplemente me suelto y lo dejo fluir. Cuando escuché por primera vez a Robert Pollard, se abrió una puerta. Me sintonicé con él como una fuerza creativa, no sólo al escribir canciones, sino también en mi forma de escribir películas. No tengo que aplicar la lógica al escuchar a Pollard. Me enseñó a seguir mi instinto visceral y mis sentimientos, más que mi intelecto.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya