El Kremlin responde a castigo de la UE por la política rusa hacia Ucrania
La medida, un bumerán para la economía de Moscú: en 2014 registró una inflación de 11.4%
Jueves 25 de junio de 2015, p. 22
Moscú, 24 de junio.
El gobierno de Rusia prorrogó este miércoles el embargo a la importación de productos agropecuarios de Estados Unidos, de la mayoría de los países de la Unión Europea, Noruega y Australia, en respuesta a la reciente extensión de las sanciones impuestas por Bruselas, hasta el primero de enero de 2016, por la política rusa hacia Ucrania.
Moscú –que por conducto del vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, prometió responder sin demora y con base en el principio de reciprocidad– duplicó el tiempo de vigencia hasta un año de la prohibición de importar los productos foráneos excluidos, pero no ha querido precisar si Moscú finalmente decidió ampliar la lista negra.
La prensa local lleva días especulando que el gobierno ruso podría cerrar las fronteras del país al chocolate, las flores, las conservas de mariscos y hasta el vino de países de la Unión Europea, pero mientras no se publique el anexo gubernamental al decreto presidencial, quedará la duda sobre si Rusia optó por ensanchar la relación de productos bajo restricción.
Aunque la incertidumbre puede ser una forma adicional de presión a la Unión Europea, casi todos los expertos coinciden en que, a la hora de la verdad, Rusia se limitará a mantener prácticamente las mismas prohibiciones, con algunos mínimos cambios.
Porque, explican, el embargo que se aplica desde agosto del año pasado para castigar a los exportadores foráneos se tradujo, cual bumerán, en una subida de precios en Rusia, que supuso en 2014 una inflación anual de 11.4 por ciento, la más alta desde 2008.
En todo caso, la respuesta de Rusia se anunció dos días después de que entrara en vigor la prórroga de las sanciones de la Unión Europea, adoptadas después de la anexión rusa de Crimea y que, según la versión de sus promotores, buscan influir en el Kremlin para que cumpla los acuerdos de Minsk
sobre un arreglo político del conflicto de Ucrania.
Desde julio del año pasado, Rusia tiene serias limitaciones en materia de transacciones en diversas áreas como energía, finanzas o venta de armas, aparte de que se congelaron los activos y se impide el acceso a la Unión Europea de 151 personas, así como no se permite operar en su territorio a 37 compañías rusas que, según Bruselas, desestabilizan Ucrania.
Al mismo tiempo, la respuesta rusa –contundente al duplicar el tiempo de vigencia de la europea, pero imprecisa en cuanto a su contenido– puede deberse a un intento de ganar tiempo antes de tomar una decisión definitiva.
No se excluye que el Kremlin haya resuelto abrir un compás de espera después de la reunión que mantuvieron ayer los cancilleres de Alemania, Francia y Rusia, en la cual –al menos de palabra– todos coincidieron en que no hay alternativa a Minsk-2
, por lo cual se comprometieron a influir en el gobierno de Kiev y en los separatistas para que cumplan los acuerdos alcanzados en la capital de Bielorrusia en febrero anterior.
En función de cómo evolucione esta negociación, Rusia actuará en consecuencia en la actual guerra de sanciones.