En 2002, Blatter enfrentó acusaciones de manipulación de cuentas en el organismo
Sábado 30 de mayo de 2015, p. 3
Zurich.
Cuarenta años en la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), 17 de ellos como presidente y que serán 21 tras ser relegido para un nuevo mandato, hasta 2019, hacen de Joseph Blatter un hombre curtido en mil batallas.
El hombre que se pasea por medio mundo con honores casi de jefe de Estado, que es recibido de tú a tú por los más altos dignatarios y que es capaz de sorprender a la cantante colombiana Shakira con una particular versión del baile del célebre Waka- waka es, por encima de todo, un hombre de negocios que ha convertido a la organización en una máquina de hacer dinero y en un gigante que no se viene abajo fácilmente, ni siquiera en una situación como la actual.
Su presidencia ha estado marcada casi desde el día uno por escándalos y guerras internas.
Fue elegido en 1998 como remplazo de su mentor, Joao Havelange, y desde entonces tuvo que luchar por imponerse como autoridad en una organización acostumbrada a 24 años de liderazgo del brasileño.
Sobre aquel proceso de 1998, el británico David Yallop escribió un libro, Cómo han amañado el partido, acusando al grupo de Blatter de prácticas corruptas para asegurarse la victoria sobre el otro candidato, el sueco Lennart Johansson, entonces presidente de la UEFA.
Tuvo un duro reto en 2002 para conseguir la primera relección, al encontrarse con ataques de varios miembros de su comité ejecutivo y del entonces secretario general, Michel Zen-Ruffinen, que hablaron de manipulación de las cuentas del organismo e irregularidades financieras.
Ganó sin problemas (139 votos contra 56) a su rival de aquella elección en Seúl, el camerunés Issa Hayatou, presidente de la Confederación Africana de futbol (CAF).
Nadie impidió la continuidad en 2007, cuando fue candidato único, pero hace cuatro años, en el 61 Congreso en 2011, la corrupción fue tema de pasillos y debates antes de su relección.
El que iba a ser su rival, el qatarí Mohammed Bin Hamman, se vio forzado a retirarse unos días antes de la votación, después de un caso de corrupción por pago de sobornos.
Blatter concurrió en solitario a las elecciones y se autoproclamó capitán en la tormenta.
En el nuevo mandato tendrá una ardua tarea para mejorar la imagen de una organización a la que este ex directivo de la Federación Suiza de Hockey de Hielo entró en 1975, cuando era director de relaciones públicas y deportes de la marca de relojes Longines.
Desde 1975 está en la FIFA, primero como director técnico hasta 1981 y luego como secretario general hasta 1998, cuando ascendió a la presidencia.
Cuando termine su reinado en 2019 tendrá 83 años. Quién sabe si este anciano incombustible, incansable ante las reuniones y las horas de vuelo, podrá entonces seguir adelante.