El espacio puede transformar el significado de los objetos y los cuerpos para presentarlos de una manera diferente.

En eso consiste el leitmotiv de la coreógrafa y bailarina argentina Bárbara Foulkes (Buenos Aires, 1982) en la obra Flota, que el pasado jueves comenzó funciones en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque y la última será este domingo.

El quehacer coreográfico tiene mucho que ver con la idea espacio-tiempo, con manipular los sitios a partir del cuerpo y luego dislocar el espacio con la posibilidad que ofrece el arnés, es decir, ubicar el espacio en otro espacio, dice en entrevista con La Jornada la intérprete, quien se dedica a las artes escénicas desde diversas áreas, como la coreografía, la dirección y la producción.

En la obra –que siempre se monta de manera distinta, supeditada al foro– la caída deja de ser tal cuando se percibe desde un punto de vista diferente, y si Foulkes la vuelve a voltear, se transforma de nuevo porque el centro de gravedad cambia.

Todo sucede en una pared

Bárbara Foulkes creó Flota a partir de la teoría de Albert Einstein respecto del efecto del espacio-tiempo y la gravedad. Se trata de ubicar el tiempo en otro lugar y otro entorno. Me gusta enseñar a las personas a ubicarse en otro espacio, al hacer un cambio de percepción en cuanto al entorno de su propio cuerpo. La herramienta del arnés y estar en suspensión me da la posibilidad de hallar espacios nuevos para el cuerpo y encontrarme también con un cuerpo nuevo.

En Flota coloca el cuerpo en un espacio poco habitual: una pared. Al caminar sobre ésta, ella cambia el lugar del cuerpo en el espacio y con eso muestra cómo las posibilidades de percepción del espacio-tiempo son infinitas.

La coreógrafa y bailarina argentina Bárbara Foulkes camina sobre una pared como si se tratase del piso, con lo que muestra cómo las posibilidades de percepción del espacio-tiempo son infinitas. La intérprete presenta, hoy y mañana, las últimas funciones de su propuesta Flota, en el recinto cultural ubicado en Reforma y Campo Marte, estación Auditorio del MetroFoto cortesía de la artista

El cuerpo suspendido se desdobla y vuelve a surgir invirtiendo los planos comunes del mirar y el accionar.

La estructura coreográfica de Flota está compuesta de acciones. La intérprete a veces aparece parada, otras inmóvil; salta y gira, y todo sucede en una pared, aunque también podría realizarse en el piso.

“Flota es volverse a encontrar con las acciones. Aprender a caminar en las paredes es volver a aprender a andar. Lo que ves en el espacio horizontal es diferente a lo observado en uno vertical: el piso se vuelve el techo, la puerta a un costado la tienes arriba; hay una dislocación de espacio y tiempo y del modo en que percibes incluso tu propio peso”, señala la coreógrafa argentina, quien desde 2009 reside en México.

Respecto de la relación cuerpo-espacio, la directora, creadora e intérprete de esa propuesta coreográfica explica que las cosas no tienen un sentido, sino muchos, los cuales dependen del punto de vista con el que se mire.

“Las cosas –añade Foulkes– son concebidas de una manera, pero si nos movemos de ese lugar podemos modificarlas y el lugar del cuerpo puede ser otro. Éste tiene un lugar socialmente, pero puede ser otro”. A manera de ejemplo, menciona que se puede ver una caída como un salto y también como si alguien volara.

Flota, propuesta coreográfica que cambia de sentido y se modifica a partir del espacio del foro, se presenta hoy a las 19 horas y el domingo a las 18 horas en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional).