Sábado 7 de febrero de 2015, p. 22
Washington.
La Estrategia de Seguridad Nacional 2015 de Estados Unidos colocó hoy entre sus objetivos lograr una mayor seguridad energética en las Américas, en momentos que Canadá y México son sus abastecedores número uno y tres de petróleo a nivel global.
La estrategia consideró crucial promover la diversificación de combustibles energéticos, fuentes y rutas, así como alentar el uso de fuentes autóctonas de suministro de energía. Una mayor seguridad energética y la independencia en las Américas es fundamental para estos esfuerzos
, señaló el documento.
Estados Unidos pagó una factura por la importación de petróleo el año pasado de 246 mil millones de dólares. Del total, 135 mil millones provinieron de petróleo procedente de no miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) como Canadá o México, mientras que los 111 mil millones restantes correspondieron a exportadores de la OPEP.
México, su tercer proveedor
Canadá, que se mantiene como el proveedor número uno al mercado de Estados Unidos, exportó el año pasado un total de mil 22 millones de barriles del petróleo, por un valor de 83 mil millones de dólares.
México exportó 290 millones de barriles al mercado estadunidense en 2014, con valor aduanal –que excluye flete y seguros– de 27 mil 682 millones de dólares.
Arabia Saudita exportó 449 millones de barriles, por un total de 44.8 mil millones de dólares, mientras que Venezuela registró la exportación de 284 millones de barriles por 25.8 mil millones de dólares.
La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos en 2015 destaca que el país se ha convertido en el líder mundial en la producción de petróleo y gas.
“El renacimiento de la energía de Estados Unidos no sólo es bueno para el crecimiento, sino ofrece nuevos amortiguadores contra el uso coercitivo de la energía por unos y nuevas oportunidades para ayudar a otros a la transición a economías bajas en carbono, señaló.
La Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) p
Bajo las proyecciones del IE 2014, la producción total de combustibles líquidos de México se mantiene estable, sin registrar caídas agudas, en los próximos años, hasta estabilizarse en un nivel de producción de 2.9 millones de barriles para 2020.