Consecuencia directa del anunciado recorte al gasto público
Miércoles 4 de febrero de 2015, p. 27
A consecuencia directa del recorte al gasto público anunciado el viernes pasado, la economía mexicana reducirá a 2.5 por ciento su crecimiento este año, nivel inferior a la previsión gubernamental, expuso José Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.
El viernes pasado, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció un recorte preventivo
de 124 mil millones de pesos en el gasto público de este año, como medida para paliar la pérdida de ingresos por la caída en el precio del petróleo. Sin embargo, el funcionario sostuvo que la reducción en el presupuesto –65 por ciento del total en gasto corriente y el resto en gasto de inversión– no afectaría el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 2015, el cual insistió que se ubicaría entre 3.2 y 4.2 por ciento.
El gobierno mexicano asegura que el recorte al gasto público, por un monto que equivale a 0.7 por ciento del PIB, no afectará el crecimiento en el año porque el ajuste es relativamente pequeño. Algunos analistas y simpatizantes también dicen que no habrá efecto porque el recorte es en gasto ineficiente. Bajo supuestos normales y consistentes con la realidad, los cálculos dicen que sí se reducirá el crecimiento
, explicó Coutiño.
La decisión de reducir el gasto público, aun en la proporción anunciada por el gobierno, reducirá en medio punto porcentual el crecimiento de la economía en 2015, expuso. Así, de acuerdo con Moody’s Analytics, el PIB avanzará 2.5 por ciento, en lugar de 3 por ciento considerado antes del viernes pasado.
Un enfoque puramente aritmético indica que el PIB real es igual al crecimiento del producto interno bruto nominal (sin tomar en cuenta el efecto de la inflación) menos la tasa de inflación, explicó. Si el gobierno quita al PIB nominal recursos por el equivalente a 0.7 por ciento del PIB, y si la inflación no cambia, todo el ajuste derivado de la decisión de reducir el gasto se traslada al resultado del PIB real, añadió.
Para que no haya efecto real sobre el PIB, como señalan algunos analistas y el gobierno, expuso Coutiño, la inflación tendría que disminuir en la misma proporción que el gasto público. Sólo con menor inflación se podría neutralizar el efecto negativo sobre el crecimiento, lo cual no está muy claro que pueda suceder en 2015, apuntó.
Quienes aseguran que el recorte del gasto público no tendrá efecto sobre el crecimiento, o que sólo lo tendrá marginalmente, están suponiendo que la inflación disminuirá en una proporción similar a la del recorte al gasto. Un supuesto difícil de creer, sobre todo en una ambiente de depreciación cambiaria
, aseguró.
En los últimos 12 meses el peso se ha depreciado 11 por ciento frente al dólar. El viernes pasado, poco antes del cierre de las operaciones, la cotización llegó a 15.03 pesos dólar, en las transacciones de mayoreo, el peor nivel desde 2009.
Algunos analistas podrían cuestionar la validez de la relación entre reducción del gasto público y menor crecimiento del PIB, con el argumento de que no se cumple en el caso contrario, es decir, que la economía no avanzó más cuando el gobierno aumentó el gasto, como ocurrió en 2014, planteó Coutiño. El cuestionamiento, dijo, está basado en un análisis incompleto y parcial.
Por un lado, en 2014 el mayor gasto público, que en parte fue financiado por mayores impuestos, elevó la inflación, lo cual neutralizó el avance del PIB real. Pero, por otro lado, en 2014 el gasto público aumentó a expensas del gasto privado (que se contrajo por más impuestos), por lo que el aumento neto en el gasto fue menor, explicó.