Miércoles 4 de febrero de 2015, p. 2
En uno de los avances científicos más relevantes de años recientes, el pasado 12 de noviembre la sonda espacial europea Rosetta hizo historia al colocar de manera exitosa el robot Philae en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. El objetivo es examinar origen, composición y estructura de éste al tomar diferentes tipos de muestras.
En los análisis de esas muestras participa Alberto Flandes, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien explicó que los resultados obtenidos de las observaciones contribuirán a conocer más sobre el origen del universo y la evolución del sistema solar, además de determinar la función de los cometas en la provisión de agua e, incluso, del material que permitió la vida en la Tierra.
Avanzada tecnología
Tanto Rosetta como el Philae tienen equipo de avanzada tecnología, como la perforadora para tomar muestras internas. También llevan espectrómetros que estudian la radiación emitida por el cometa, y detectores que miden los gases y polvo que emanan de su superficie.
En el caso del monitor de polvo de impacto, el propósito es calcular el flujo y propiedades de las partículas que se mueven cerca de la superficie, es justo en el proceso en el que participa el investigador universitario.
Información difundida por Gaceta UNAM indica que según una teoría esos cuerpos celestes están hechos del material original del que se formó el sistema solar, de ahí el interés por saber cuáles son los ingredientes que losforman. Su composición promedio es agua (85 por ciento), una proporción importante de bióxido y monóxido de carbono y una pequeña de material orgánico (a base de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno); además, se ha observado que la constitución de los cometas que provienen de regiones más cercanas a la Tierra es distinta a los que están más alejados.