Con la tesis de maestría Izote, iczotl, fibra de identidad, tradición y permanencia, que obtuvo un reconocimiento en España, Ana Celia Martínez Hernández contribuyó a preservar los trabajos que se realizan con ese material natural. Este proyecto de investigación plantea las bases para demostrar que fibras como la estudiada y los productos que se elaboran con ella no son únicamente objetos que responden a la satisfacción de una necesidad, sino representan la expresión concreta de su ideología, creencias y mitos, expuso. El izote se extrae de la Yucca aff. jaliscensis, agavácea endémica de la región de Zumpahuacán, estado de México, muy apreciada en la época prehispánica; sin embargo, en 2010, su manejo se concentraba en menos de 15 artesanos mayores de 50 años. En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la académica planteó documentar el proceso, el contexto histórico y etnográfico de este trabajo, para identificar opciones para su posible rescate y fomento. En su análisis, abarcó aspectos como la clasificación de la planta, usos, reproducción, distribución, contexto textil de la fibra, tipos de tela, telares y procesos técnicos. Las piezas de izote son elaboradas en telares de cintura, lo que permite cerrar la tela por los cuatro lados, lo que da resistencia y evita hacer dobladillos para finalizar el lienzo. Con el curso-taller para los jóvenes de esa comunidad, Martínez Hernández ha mostrado el camino para diversificar sus diseños y productos.