El problema de los jóvenes que no estudian ni trabajan no puede reducirse exclusivamente a la escuela, como hizo el titular de la SEP, Emilio Chuayffet, al afirmar que los chicos son ninis porque estudian para abogados y terminan de taxistas, aseveró José Antonio Pérez Islas, coordinador del Seminario de Investigación en Juventud de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El especialista subrayó que se trata de un problema de mercado, donde no se abren espacios laborales para los jóvenes y los que hay son paupérrimos, mal pagados, con malas prestaciones sociales y sin seguridad para permanecer en el empleo.

Dijo que si bien el secretario de Educación tiene razón al inferir que hay un desfase entre lo que se enseña en las universidades y lo que el mercado necesita, lo cierto es que el actual sistema económico está construido para obtener ganancias, por lo que deja a muchos jóvenes, con altos niveles de estudio, fuera de puestos laborales.

“Ese no es un problema de la escuela, sino del mercado. Se debe controlar un mercado voraz, que se aprovecha de una fuerza de trabajo (juvenil) que no se enferma, no tiene seguridad social ni una familia que dependa de ellos, que no está generando ningún antecedente de empleo seguro y que parece que serán freelance de tiempo completo y de por vida.

Es verdad que los chavos siguen buscando estudiar medicina, leyes o contaduría como las carreras más socorridas, pero no es gratis, pues el mercado sigue contratando contadores, abogados y médicos, pero, obviamente, con sueldos bajos, en condiciones de inseguridad y sin protección social

Pérez Islas indicó que las palabras del funcionario federal también reflejan que estos problemas “se quieren seguir resolviendo desde la escuela. Es verdad que se requieren mejores universidades, pero éstas no deben perder el sentido de ser generadoras y no sólo administradoras del conocimiento.

En la mitad de las cosas que el secretario dice, tiene razón. Antes se hicieron muchos proyectos que no sirvieron para nada, pero no se tiene que cargar toda la bronca a la escuela, ya que es un problema del contexto. concluyó.