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La Quinta Avenida, centro de abasto de productos nacionales

En NY, la comida mexicana es un elemento de resistencia

Tamales, elotes y suadero se venden en grandes zonas de la urbe

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 22 de diciembre de 2013, p. 14

¡Hay tamales, elotes y esquites!, grita una vendedora ambulante de origen poblano en la calle 47 y la Quinta Avenida, en el barrio de Sunset Park, al sur de Brooklyn, Nueva York. A media cuadra, afuera de un restaurante de antojitos mexicanos, Alba de la Soledad Aquino vende nieves tradicionales, chamoyadas, papel picado para el altar de Día de Muertos, imágenes de la Virgen de Guadalupe y calaveritas de azúcar.

La Quinta Avenida es una de las calles principales de comercio del barrio de Sunset Park y actualmente uno de los asentamientos de abasto de comida mexicana más importantes de Nueva York, donde a lo largo de más 30 cuadras se puede encontrar una variedad de restaurantes, taquerías, puestos ambulantes, panaderías, tiendas de abarrotes y productos mexicanos. Entre otros, se vende desde pápalo y barbacoa hasta gran diversidad de antojitos de la cocina mexicana popular.

A finales de la década de los 80, Lutfi Salameh, un inmigrante palestino, llegó a Sunset Park con la intención de emprender un negocio. Los mexicanos ya estaban asentados en el vecindario, pero aún no había ninguna tienda de comida o productos de su país. Fue entonces, comenta Salameh, que en 1987 abrí Sam Grocery, la primera tienda en Sunset Park. Yo tenía poco tiempo de haber llegado de Medio Oriente cuando me di cuenta de que este barrio se iba poblando de mexicanos; fue por eso que en vez de vender comida árabe me dediqué a comercializar los gustos de los mexicanos. ¡Imagínate! No iba a vender jocoque o tabule, sino chiles y tortillas.

Diez años después, Crescencio Córdoba, de Tecomatlán, Puebla, abrió Plaza Xochimilco. La creación de tiendas y restaurantes mexicanos en la zona se debió a la demanda de la propia población mexicana, dice.

Y es que en la década de 1980 la presencia de inmigrantes mexicanos en Nueva York se incrementó drásticamente. Sunset Park pasó de ser un barrio predominantemente europeo a uno poblado por puertorriqueños, mexicanos, dominicanos, ecuatorianos, hondureños, peruanos, hindúes, jordanos y chinos.

La expansión o propagación tanto de negocios como de restaurantes fue impulsada por las compañías importadoras de productos mexicanos que en su mayoría se encuentran establecidas en New Jersey y en la central de abasto del Bronx, como Reyes Produce. Ellos se encargan de importar puras verduras y hierbas frescas. La mayoría de productos frescos, como la verdolaga, son importados por avión... ya que es comida muy delicada que se echa a perder muy fácilmente, explica Córdoba.

Hay muchas empresas importadoras y cada una tiene su especialidad. Por ejemplo, El Tío vende principalmente hierbas y semillas y gran variedad de chiles secos. Los dulces, abarrotes, enlatados, entre otros, son importados por compañías como Gromex o Lucero Produce.

Alejandro Macareno, de Rancho Río Chiquito, municipio de Huehuetlán, Puebla, llegó a Sunset Park en 1989 y desde entonces se dedica al comercio, al principio vendiendo ropa en un tianguis en Nueva Jersey, pero por la economía me cambié a la venta de comida. Empecé junto con mi esposa vendiendo fruta y como vimos que se vendía muy rápido, decidimos establecer una tienda de productos mexicanos en la Quinta Avenida y desde hace dos años tenemos AM1 Grocery Corp.

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Molinillos para chocolate, rodillos y otros instrumentos, en este establecimiento de BrooklynFoto Moysés Zúñiga Santiago

Así, entre piñatas, molcajetes y metates, en la mayoría de estos establecimientos se puede disfrutar una gran variedad de sabores, olores y colores de la gastronomía mexicana. Es un sistema cultural que sigue vigente allende la frontera.

El mexicano proviene de una cultura muy tradicional, comenta Macareno. “No importa que lleve décadas en este país, pues nuestros paisanos seguirán con sus prácticas alimentarias. Desde mi propia experiencia los mismos clientes son los que te van llevando el negocio, te dicen: ‘¿No tiene esto, aquello?’, desde frutas, verduras, lácteos de marcas mexicanas, pan tradicional, los dulces de la marca Vero o cristalizados, el refresco de la marca Jarrito. Ya después es más fácil, porque los mismos distribuidores vienen a ofrecerte los productos”.

Al igual que en México, en la Quinta Avenida de Sunset Park se venden y se preparan distintos guisos dependiendo la temporada y las celebraciones tradicionales como el Día de Reyes, la Candelaria, la cuaresma, el 15 de septiembre, el Día de Muertos y las posadas navideñas.

“Aquí todos los comercios y restaurantes se basan en las épocas. Por ejemplo, en Todos Santos casi todas las groceries (tiendas) venden los productos para poner el altar, como flores de cempasúchil, calaveritas de azúcar y chocolate y papel picado. En Navidad, la fruta para hacer el ponche, como tejocote, caña, tamarindo, colación para los aguinaldos y piñatas. En Semana Santa, camarón y pescado seco o molido”, explica Aquino.

Como parte del desarrollo empresarial y fuente de trabajo para los inmigrantes mexicanos, se han establecido un gran número de restaurantes que diariamente elaboran una diversidad de platillos típicos, como pozoles, moles, chiles poblanos y en nogada, guacamole, sopes, tortas, enchiladas, cochinita pibil, pancita, consomé, tacos de tripa y suadero.

A su vez, hay panaderías o bakeries donde se hornean varios panes tradicionales como chilindrinas, orejas, bolillos, cochinitos, panqués, magdalenas, cocoles, conchas, pan de muerto y roscas de reyes. Y los vendedores ambulantes ofrecen elotes, algodones de azúcar, tamarindos, cocadas, atoles, café, tamales de hoja de maíz y plátano, churros, chocolate, dulces garapiñados, chicharrones, quesadillas, nieves, aguas y frutas frescas.

Los mexicanos aquí hemos sobresalido. Hace una década no había tanto auge de la comida y la cultura mexicana en la Quinta Avenida. Como negocio estable, en el restaurante El Comal tenemos cinco años porque empezamos como ambulantes. Al principio, casi todos los mexicanos empezaron vendiendo en las calles. El que no vendía tacos, vendía aguas, frutas, o tamales; con la legalización de 1986 mucha gente pudo sacar préstamos bancarios para rentar locales y establecer sus propios negocios, porque en este país los mexicanos somos los que hemos empujado la economía de raíz, afirma Aquino.

Con todo, en la ciudad de los rascacielos, los hijos del maíz han convertido a la comida mexicana en un elemento de identidad y resistencia.