El aumento en la incidencia de los secuestros se debe en gran medida a la falta de una política nacional contra dicho crimen de alto impacto, sujeta a reglas de transparencia y rendición de cuentas, pero también a la diversificación de las actividades de los grupos de la delincuencia organizada, cuyos ingresos ya no dependen únicamente del tráfico de drogas y armas, señalaron académicos y activistas especializados en temas de seguridad.

Ernesto López Portillo, director del Instituto para la Seguridad y la Democracia, subrayó que desde hace años el Consejo Nacional de Seguridad Pública ha identificado la gravedad del problema de los secuestros, pero no lo ha logrado detener debido a la carencia de debate real en el seno de dicho organismo sobre las estrategias a seguir y de transparencia para saber si los pasos dados han tenido utilidad.

No tengo fe a ningún compromiso del gobierno contra los secuestros, mientras no se creen mecanismos innovadores que rindan cuentas sobre la efectividad de lo que se está haciendo. Necesitamos esquema de rendición de cuentas, con auditoría externa y que no sean espacios de negociación política, aseveró.

Estrategia defectuosa

Jorge Márquez, coordinador del Centro de Estudios de Gobernanza y Globalización de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, consideró que el alza en la cantidad de secuestros puede deberse a que las autoridades del país –efectivamente– estén tratando de reducir la violencia que genera el combate a dicho crimen, lo cual produce la idea de que está aumentando, pero también al hecho de que esa estrategia pueda ser defectuosa y esté propiciando el fortalecimiento del crimen organizado en regiones que no estaban acostumbradas a lidiar con él de esta forma.

Puede estar ocurriendo que haya más denuncias que antes, pero también que el gobierno esté perdiendo el control de ciertos territorios donde los secuestradores saben que pueden encontrar mayor impunidad. Quizá la estrategia no esté funcionando o siempre haya sido defectuosa y eso provoca que las bandas se muevan más en un territorio que aún no se acostumbra a lidiar con eso, manifestó.

Javier Oliva, también docente de la UNAM y experto en el tema, consideró que el aumento en los plagios se debe en cierta forma a un desplazamiento de los grupos criminales hacia actividades diferentes al narcotráfico, pero igual a la indefinición jurídica que no permite determinar con claridad si el plagio es delito del fuero común o federal.