Entre 2008 y 2013, México descendió 45 lugares en el Índice de Paz Global (IPG), lo que ubica al país en el lugar 133 de 168 naciones sujetas a esta medición que lleva a cabo el Instituto para la Economía y la Paz, que en el reporte presentado ayer advierte que “el impacto económico directo e indirecto total de la violencia en México se estima en 4.4 billones de pesos –equivalente al Presupuesto de Egresos para 2014, que es de 4 billones 467 mil 225 millones de pesos– por año, cantidad que representa 27.7 por ciento del producto interno bruto nacional”.

Financiado por el empresario australiano Steve Killelea –una de sus empresas vende un sistema de gestión para prácticamente todos los cajeros automáticos del mundo y es el principal donante australiano para ayuda exterior– el informe detalla además que la inversión del Estado mexicano para contener la violencia equivale a 37 mil pesos anuales por cada ciudadano.

El documento fue presentado ayer por el propio Killelea, quien subrayó que México es el país menos pacífico de América Latina, convino en que pese a todas las cifras negativas, es también el país que tiene mayores posibilidades de revertir este ritmo. Dijo que en apenas dos años hubo una mejora en la puntuación de la paz en México, que se calcula en 7.4 por ciento, aunque no puedo decir si se trata de una tendencia o de un momento previo al recrudecimiento de la violencia.

Agregó que en los recientes 10 años el país experimentó un marcado incremento en la violencia directa, evidente en el aumento de 37 por ciento en la tasa de homicidios. En contraste, encontró que la mejor puntuación de México en los dos años recientes es consecuencia de la disminución de la delincuencia organizada, los delitos violentos y los crímenes con arma de fuego.

En el último lugar, con peor índice de paz destaca Morelos, seguido por Guerrero, Sinaloa, Chihuahua y Quintana Roo, en tanto que Oaxaca, Chiapas y Yucatán aparecen como las entidades con el mayor incremento en las condiciones de paz en la década pasada.

Los factores que afectan la paz en México, según el estudio, son, además del narcotráfico, el creciente número de armas introducidas ilegalmente al país, los delitos cometidos con dicho armamento –que se incrementó en 97 por ciento, entre 2006 y 2013– la ineficiencia del sistema de justicia, que se identifica con 95 por ciento de homicidios no resueltos en algunos estados –la proporción de homicidios objeto de condena pasó de 28 por ciento en 2006 a 18 por ciento en 2012– la percepción pública de la corrupción, uno de los mayores desafíos que enfrenta México, así como el alto nivel de delitos no denunciados.

Llama la atención sobre el hecho de que la tasa de robos en México es más baja que la de muchos estados en Estados Unidos, aunque en 90 por ciento la percepción pública es que la policía es corrupta o extremadamente corrupta, y que hay un alta cifra negra de delitos, ya que sólo se denuncian 19 por ciento de ellos.

Una de las principales fuentes de información para el estudio fue el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, y la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, entre otros.