El regreso de Sebastián, a quien daban por muerto, dio esperanza a varias familias
Se dieron mapas a la procuraduría estatal de donde se ubican, pero la indagatoria está entancada
Sábado 23 de noviembre de 2013, p. 3
Morelia, Mich., 22 de noviembre.
Hacía meses que la familia de Sebastián se había resignado a su muerte. Pero un día lo vieron caminando de regreso a la comunidad. Estaba flaco, sucio y su cara era de horror. No habló con nadie, y durante el transcurso de la noche de ese mismo día huyó de Cherán junto con su esposa e hijos para nunca más volver.
Este fugaz y extraño hecho devolvió la esperanza a varias familias de cheranenses que, desde hace cuatro años, esperan respuesta sobre la desaparición de sus padres, hermanos, hijos y esposos.
Desde 2009, más de 20 hombres han desaparecido o han sido asesinados en este poblado, y no se sabe cuántos en otras comunidades cercanas a la cabecera municipal. La temporalidad corresponde al inicio del movimiento de autodefensa. Muchos perdieron la vida en enfrentamientos y emboscadas, pero muchos de los desaparecidos no participaban en el movimiento.
Habitantes del municipio indígena que aceptaron conversar con La Jornada Michoacán sostienen que las personas reportadas como desaparecidas podrían estar esclavizadas en aserraderos clandestinos que operan en la meseta Purépecha. El regreso de Sebastián es la prueba a la que aferran su esperanza.
Pocos pudieron intercambiar palabras con él durante las pocas horas que estuvo en Cherán a su regreso. Sus familiares que permanecen en la comunidad se niegan a hablar del tema, pero sus amigos aseguran que volvió de uno de esos aserraderos clandestinos.
En la comunidad se afirma que incluso se entregó a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) un mapa con la ubicación exacta de los aserraderos donde habría personas en situación de esclavitud, pero las averiguaciones por desapariciones forzadas y asesinatos de cheranenses siguen estancadas.
Las autoridades ministeriales vinieron, pero sólo le hicieron al cuento. Nosotros nos percatamos de que no están investigando
, acusa un cheranense.
Los aserraderos, dicen convencidos los indígenas, se localizan en los cerros de San Miguel, Las Tres Esquinas, De los Cuates y El Tecolote, donde han ocurrido enfrentamientos y asesinatos de comuneros. También se han localizado automóviles con reporte de robo.
Los pobladores señalan que los encargados de los aserraderos clandestinos empezaron a secuestrar indígenas de la meseta desde que se les cayó el negocio
con el movimiento de autodefensa.
Quienes aseguran haber visto esos lugares los describen como un campo de concentración: personas esqueléticas trabajando en condiciones de esclavitud bajo la amenaza de que ellos y sus familias serán asesinadas si incumplen con sus tareas o intentan escapar.
Aferrados a que sus padres, hijos, esposos y hermanos siguen vivos, pero en condición de esclavitud, muchos cheranenses decidieron no denunciar sus desapariciones. No quieren exponerse a represalias.
En 2011, la PGJE recuperó cuatro cuerpos de comuneros en un aserradero clandestino luego de un enfrentamiento. Las víctimas resultaron ser originarios de Uruapan, Zamora, Zacapu y La Cañada, lo que hace suponer que habría esclavos de todos los municipios de la región.
Ese aserradero era propiedad de Mauricio Cuitláhuac Hernández, El Güero, lugarteniente de Los caballeros templarios en la zona, quien fue ejecutado y calcinado el 14 de agosto de 2012.
Pese al abatimiento de este criminal, los aserraderos clandestinos siguen operando y mantienen retenidos a bastantes comuneros en condiciones de esclavos
, afirman a La Jornada Michoacán pobladores de Cherán y de la comunidad de Sevina.
Cherán no está tranquilo, no está viviendo la vida normal como antes. O sea, sí se siente un poco tranquilo, pero a la vez está la alerta por todo lo que ha pasado y por lo que se pueda seguir haciendo para que se nos escuche. Nos estamos sintiendo con el valor de organizarnos nuevamente y de ir con mucha gente a exigir justicia. Pienso que no es una posibilidad muy lejana
, manifestó uno de ellos.
–¿Qué medidas estarían tomando?
–Eso no se dice.