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En su segunda visita al país, el joven pianista ruso ofrece un recital en la Sala Nezahualcóyotl

Ahora no tenemos grandes compositores; eso es lo triste, dice Nikolai Khoziainov

En los tiempos soviéticos contábamos a Shostakovich y Prokófiev, dice en entrevista

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Nikolai Khoziainov en un ensayo con la OfunamFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 12 de noviembre de 2013, p. 6

Con la juventud a cuestas y el epíteto de prodigio, el pianista ruso Nikolai Khoziainov (Blagoveshchensk, 1992) no siente como una carga pesada la gran escuela que le antecede. No. Por supuesto que represento a la escuela rusa. Nací y toda mi vida he estudiado ahí, por eso lo digo, afirma en entrevista con motivo de su visita a México. Yo soy la escuela rusa. Siempre siento orgullo.

Nacido cuando despuntaba una nueva era, no considera que los tiempos pasados fueron difíciles para sus colegas; muchos músicos fantásticos podían escribir y tocar sin problema. Lo que ha cambiado, consideró, es que no hay nueva música, eso es lo triste. En los tiempos soviéticos teníamos a Dimitri Shostakovich o Serguéi Prokófiev, muchos compositores que escribieron gran música. Pero ahora no los tenemos. Y, bueno, no sólo nosotros, todo el mundo, de hecho.

Chopin, Ravel, Rajmáninov

La noche de este martes ofrece un concierto solista en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario. Música de Chopin, Ravel y Rajmáninov conforman el programa elegido por el intérprete. Sólo porque son piezas que me gustan tocar. Es todo, justifica su elección para el recital nocturno.

La Sonata no. 1, de su compatriota Rachmaninov, que interpretará al llegar la segunda parte del recital, Khoziainov pronostica que muchos no la han escuchado en México. La segunda es más popular, pero personalmente prefiero la primera. He tocado ambas, por eso lo puedo decir honestamente. Aunque es menos interpretada, es absolutamente una pieza fantástica, describió la obra profunda y fascinante, de la que podría hablar y hablar.

En su opinión, la partitura no se toca mucho porque no es muy familiar para el público, además de que los mejores intérpretes no la eligen. Y cuando no es tocada por lo mejores, es aburrida, y una sonrisa se dibuja en su rostro con reminiscencias de la infancia aún cercana.

Los dorados rizos alborotados, el saco formal en azul marino, los ojos verdes en apacible comportamiento, el joven músico responde en entrevista en el vestíbulo de la sala de conciertos universitaria, después de un ensayo con la Ofunam. La serenidad que transmite, no sin un dejo de arrogancia, confirma en palabras lo que expresa corporalmente: no se siente nervioso. Para él, ya es algo natural, pues comenzó a tocar el piano desde los cinco años de edad.

El pasado fin de semana participó como solista invitado de la Filarmónica de la UNAM, con la que interpretó el Concierto para piano no. 2, de Chopin. Jan Latham-Koening, director artístico de la Ofunam fue quien esuvo a la batuta en los conciertos del sábado y el domingo. Un saludo de amor, del compositor inglés Edward Elgar antecedió delicadamente al invitado ruso.

Segunda visita al país, pues en marzo también fue solista invitado de la OFUNAM, para Khoziainov venir a México, tocar en esta sala, en un gran piano, con estas orquestas y un director fenomenal, la audiencia siempre cálida, es un gran placer, casi como vacaciones, musicalmente hablando, por supuesto, se apresura a aclarar el sentido placentero de su enunciación.

Con la orquesta Eduardo Mata

Presente en dos de sus conciertos en esta visita, al ser cuestionado Nikolai Khoziainov sobre Chopin, considera que para los pianistas es un autor muy profundo. Siempre he amado interpretarlo, hay tanta poesía y ha escrito numerosas obras maestras. ¿Qué puedo decirte? He tocado mucho a Chopin, es verdad, acepta sobre el melancólico compositor polaco que ha sido acompañante de su carrera. En 2011 su primer material discográfico fue habitado por música de Chopin, y al siguiente año salió otra grabación con obras del mismo autor.

Este fin de semana tocó al lado de músicos experimentados y luego con la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, la tarde del domingo.

Consideró que no hay gran diferencia. En su pasada visita, recordó, la orquesta juvenil interpretó la Sinfonía Júpiter, de Mozart y fue fenomenal, no puedes imaginar que sólo tengan 16 o 17 años. Aunque a sus 21 años, el pianista ya cuenta con una larga experiencia.

No se considera un prodigio, es normal comenzar a tocar a edad temprana, si no empiezas a primera hora, no haces nada, el pianista no puede desarrollar las capacidades.

Con la Orquesta Eduardo Mata de la UNAM presentó Aubade para piano de Francis Poulenc, también, bajo la batuta de Jan Latham-Koenig.

La noche de este martes, la Sala Nezahualcóyotl recibe de nuevo al pianista ruso, ahora en solitario. Barcarola y 12 estudios op. 10, de Chopin, Pavana para una infanta difunta, de Ravel y la Sonata no. 1, de Rachmaninov, integran el programa que sonará en punto de las 20:30 horas, en el Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000).