Nueva York, 10 de septiembre.

Una vez Johnny Cash escribió su lista de propósitos en una hoja de papel. 1: no fumar, 2: besar a June, 3: no besar a nadie más, 4: toser, 5: orinar, 6: comer, 7: no comer demasiado, 8: preocuparse, 9: visitar a mamá, 10: practicar piano. Por último, se proponía no hacer más listas.

Sin embargo, esas anotaciones, que se hicieron famosas, ofrecen un panorama de cuál era la filosofía de vida de la estrella del country, que este jueves cumple 10 años de muerto. Y es que pese a su éxito mundial, sus problemas con las drogas y el alcohol, su adicción a los medicamentos y sus graves enfermedades, nunca perdió la ironía ni el sentido del humor.

Nacido en 1932 en el seno de una humilde familia de Arkansas, JR Johnny Cash llegó a ser una de las leyendas del country más exitosas, celebradas e influyentes de todos los tiempos. Así lo documenta también el aclamado biopic Walk the line, con Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon, que se alzó con un Óscar por su interpretación de June.

Fructífera trayectoria

Cash escribió cientos de canciones, publicó decenas de álbumes, actuó tanto ante presidentes como presos, ganó incontables premios e influyó a artistas de la talla de Bob Dylan o grupos como U2 con un estilo que mezclaba el country, el rocanrol, el blues, el folk y el gospel. Su voz era la más masculina de toda la cristiandad, dijo una vez el cantante Bono, vocalista de la banda irlandesa. Cualquiera sabe que no tiene nada que hacer comparado con Johnny Cash.

Temas como Ring of fire, Folsom prison blues o I walk the line se volvieron clásicos. “Lo cierto es que escribir I walk the line fue muy fácil”, recordaba Cash en una entrevista con la CNN.

“Tenía una pequeña grabadora y me grabé con la guitarra. Luego, por algún motivo, la banda lo interpretó mal, y eso que estaba mal tocado era justo el sonido que yo quería. Eso me persiguió, igual que este verso: ‘Because you’re mine, I walk the line’, que siempre me venía a la cabeza”.

Los padres de Cash eran agricultores y criaron a siete hijos en su granja. Johnny ayudaba en las plantaciones de algodón, aprendió pronto a tocar la guitarra y a los 18 años se alistó en la Fuerza Aérea. Entre otros, estuvo tres años en la Baviera alemana, donde al parecer fundó su primera banda, Landsberg Babarians.

De regreso a Estados Unidos el cantante de pelo negro y nariz marcada pasó por distintas bandas, tuvo cuatro hijas con su primera mujer, Vivian, y actuó por los clubes de Memphis.

Para conseguir que la guitarra sonara como quería, pegaba un trozo de papel detrás de las cuerdas. Ese chirrido se bautizó después boom-chicka-boom.

Cash fue contratado por Sun Records, que acababa de convertir a Elvis Presley en estrella, y pronto llegó su primer éxito y la base sobre la que construyó su carrera: I walk the line. O estoy cantando, o escucho un ritmo en la cabeza, o estoy componiendo, contó una vez.

Siempre fue fiel al country: Esa música habla sencillamente de nuestros sentimientos esenciales: emociones, amor, separaciones, odio, mamá, pastel de manzana y todo eso.

La estrella del country tuvo que luchar contra sus problemas con el alcohol, las drogas y la adicción a los medicamentos; sufrió varias infecciones pulmonares, se quedó casi ciego y finalmente le diagnosticaron una enfermedad incurable del sistema nervioso.

Cash llevaba ya más de tres décadas casado con el amor de su vida, la también cantante June Carter. Eran una de las parejas más famosas de la historia del country. June murió en mayo de 2003 y Johnny cuatro meses después. Dios me sirvió la vida en un plato de oro, dijo pocos años antes de fallecer. Ha sido maravillosa.