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38 Festival Internacional de Cine de Toronto
Biopics y documentales trucados
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La actriz británica Judy Dench posa en la alfombra roja de la película Philomena en el festival de cine de TorontoFoto Xinhua
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oronto, 9 de septiembre. Basado en hechos reales puede ser una de las frases más engañosas en los créditos cinematográficos, porque suele prestarse a licencias contradictorias a la verdad. El escepticismo se acrecienta sobre todo en las biopics de celebridades contemporáneas, pues la memoria es reciente. Tal es el caso de All Is By My Side, recuento biográfico de Jimi Hendrix en la primera parte de su carrera musical, justo antes de llamar la atención internacional en el festival de Monterey de 1967.

Dirigida y escrita por John Ridley, esta producción británica parte desde la época en que el músico aún se hacía llamar Jimmy James y tocaba de acompañante en un club neoyorquino. Es ahí donde lo descubre Linda Keith (Imogen Poots), novia de Keith Richards nada menos, quien lo anima a independizarse y buscar su propio sonido. La interpretación hecha por André Benjamin (la mitad del dúo Outkast) es lo único verosímil del asunto. Parecido físicamente al verdadero Hendrix, el también actor ha hecho una caracterización convincente de su timidez e incluso de su forma de hablar. Es la historia la que suena hueca, con poco rock y demasiado rollo. (Para colmo, no se aseguraron los derechos de las composiciones de Hendrix y ninguna se escucha en la banda sonora… este Jimi sólo toca cóvers.)

La historia real detrás de Philomena es mucho menos conocida, sin embargo resuena con autenticidad. Dirigida por el británico Stephen Frears con su acostumbrado profesionalismo, la película recrea la historia de la anciana epónima, Philomena Lee (Judi Dench), que decide conocer al hijo ilegítimo que le fue arrebatado por unas monjas y puesto en adopción; ella acude al periodista Martin Sixmith (Steve Coogan) para que la ayude en su misión de encontrarlo. Aunque no es una comedia, detalles humorísticos abundan en la no siempre cordial relación entre los dos personajes, marcada por el sarcasmo del segundo.

Sin embargo, detrás de su aspecto de película amable y biempensante, Philomena es una maliciosa diatriba contra la Iglesia católica, cuya mojigatería en la Irlanda de los años 50 despojaba a las jovencitas solteras embarazadas de sus niños y los ponía en venta a parejas estadunidenses pudientes; factor por el que las monjas escamoteaban la información y la hacían inaccesible a las partes afectadas. La postura anticlerical es expresada en todo momento por el personaje de Sixmith, y naturalmente Coogan –coguionista y productor del proyecto–se adjudicó los mejores diálogos.

Por supuesto, el género más directo para referirse a la historia misma es el documental. Pero, ¿qué se hace cuando no hay material con qué ilustrarlo? El camboyano Rithy Panh, quien ha dedicado su carrera a documentar las atrocidades del Khmer Rouge, resolvió el dilema de no encontrar pietaje en L’image manquante (La imagen faltante) con el recurso de utilizar figurillas de barro y detalladas maquetas. Así, Panh describe cómo el totalitarismo brutal de Pol Pot hizo vaciar la capital de Pnom Penh y obligar a la población civil a trabajos forzados en condiciones miserables. El efecto, aunque totalmente artificial, es elocuente. El poco material fílmico disponible es propaganda del Khmer Rouge, con imágenes de trabajadores felices de la tierra. Los escasos momentos filmados de las lamentables condiciones reales fueron hechas por un anónimo camarógrafo que fue preso y ejecutado.

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