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Copa Confederaciones, Brasil 2013

El público brasileño se entregó a los jugadores polinesios y abucheó a la furia roja

España se instaló en las semifinales tras golear a Tahití

El campeón del mundo jugó con suplentes

Es sorprendente lo que nos pasó; la gente nos aplaudió y esa es nuestra más grande victoria: Etaeta

Siempre tratamos de ser respetuosos: Torres

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El español David Villa se acercó a consolar al portero de Tahití, Mickael Roche, tras la goliza en el estadio MaracanáFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de junio de 2013, p. a12

Río de Janeiro, 20 de junio.

España jugó hoy casi caminando para golear 10-0 a Tahití en el mítico estadio Maracaná, y se ubicó en las semifinales de la Copa Confederaciones.

Fernando Torres, a los minutos cinco, 33, 57 y 78; David Villa (39, 49 y 64), David Silva (31 y 89), y Juan Mata (66) marcaron los goles ante los débiles polinesios, selección de aficionados en la que sólo hay un jugador profesional.

Minutos antes de iniciarse el encuentro los tahitianos obsequiaron banderines y collares polinesios a los españoles. Si la intención era ablandar al rival, se puede decir que durante un buen rato lo lograron.

Mientras la furia roja recibía abucheos cuando tocaba la pelota, Tahití desataba la euforia de un público entendido como es el brasileño, con solo enhebrar dos toques. El gesto de los hispanos era claro: no sabían qué hacer, se sentían culpables de jugar ese partido.

Tras poco más de cuatro minutos de absurdo futbolístico, una España con gesto serio metió el primero. Torres la cruzó con facilidad al segundo palo ante una defensa y un arquero mal ubicados.

El encuentro no resistía el análisis. La furia roja, que jugaba con Pepe Reina en el arco y otros nueve futbolistas diferentes respecto de los de su notable 2-1 ante Uruguay el pasado domingo en Recife, se movía con el freno de mano puesto.

Tahití intentó defenderse –pero no supo cómo– y dejó casi solo al extremo Steevy Chong Hue, que complicó a los españoles un par de veces. Se fue del Maracaná sin ese gol que celebró, pero durante 26 minutos, entre el 5 y 31 del primer tiempo, logró mantener su arco virgen.

Hasta que España se cansó de ser bondadosa y se olvidó levemente de que enfrente tenía un equipo de amigos para los que el futbol es sólo un entretenimiento.

El primer tiempo se cerró en 4-0 con goles de Silva, Torres y Villa, y en el segundo, mientras el Maracaná seguía abucheando a la campeona del mundo, las cifras crecieron: Villa sumó otros dos tantos y Torres y Mata uno cada uno para ampliar la diferencia.

Torres acusó la culpa al fallar al 77 un tiro penal que significaba el 9-0; falla que el portero Roche festejó como si hubiera hecho la atajada del siglo.

Sin embargo, 45 segundos después el español se escapó con facilidad, eludió al portero tahitiano y puso ese noveno.

Iban 78 de juego y a Torres se le escapó la primera sonrisa, aunque el Maracaná no se cansara de abuchear a él y a sus compañeros y de pedir penales inexistentes.

En el final Silva puso el 10-0. Los tahitianos, felices, llegaron al momento que más esperaban: intercambiar las camisetas con esos ídolos que conocían de la televisión y a los que acababan de derrotar en cuanto a fervor popular en el Maracaná.

Es sorprendente lo que nos ha pasado en Brasil, porque a pesar de esta pesada diferencia y todo lo que ha sucedido, tenemos el apoyo y una vez más han mostrado el respaldo. Nos aplaudieron y es algo que nunca olvidaremos, hemos tocado el corazón de los brasileños. Es nuestra más grande victoria y quiero agradecerlo, señaló el técnico de Tahití, Eddy Etaeta.

Por su parte, Fernando Torres dijo que trataron de ser considerados con el rival: Intentamos ser respetuosos en todos los sentidos. No hacer ninguna floritura de más, sino jugar bien y marcar goles.

El técnico Vicente del Bosque también dijo que se tomó el encuentro con mucha seriedad, y sobre los abucheos que recibió su selección indicó no estar seguro de que fueran contra España. Iban más lejos de lo que estaba sucediendo en el propio campo.