Número 202
Jueves 2 de Mayo
de 2013
Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER
Directora general
CARMEN LIRA SAADE
Director:
Alejandro Brito Lemus
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El trastorno autista:
un asunto no sólo de niños |
El autismo es considerado una enfermedad que mantiene aislado a quien la padece. Esta creencia popular dificulta su diagnóstico, ya que los trastornos de socialización y de respuesta a estímulos pueden abarcar un rango muy amplio. Si bien no existe una cura, sí puede trabajarse para mejorar las habilidades de la persona autista.
Guillermo Montalvo Fuentes
A sus 43 años y con un doctorado en Sistemas e Informática, Bernardo trabajaba en un colegio de investigación donde le pedían dos proyectos al año, los cuales realizaba sin problema pues implicaban una dinámica social mínima. La falla surgió cuando su jefe le solicitó que compartiera sus investigaciones con otros colegas; entonces comenzaron las quejas sobre su poco arreglo personal, además de que al exponer en público daba la impresión de que lo hacía para él mismo, como si no formara parte del equipo. Fue hasta ese momento que le diagnosticaron Trastorno del Espectro Autista (TEA), una discapacidad que se supone exclusiva de la infancia, pero no es así.
Estímulo sin respuesta
El autismo (o Trastorno del Espectro Autista, como es más correcto llamarlo) es una alteración congénita del desarrollo neurológico que afecta la capacidad de interacción y comunicación social en quien la padece.
Una persona con autismo es indiferente a los estímulos sociales, tiene intereses muy focalizados y conductas repetitivas y rutinarias, explicó a Letra S Diego Reza, psicólogo del Instituto Domus, el cual atiende a personas con TEA desde hace 33 años.
Se trata de una discapacidad cuyos síntomas se presentan entre los 18 meses y los tres años de edad, generalmente cuando los padres se dan cuenta de la falta de reacción de su hijo al intentar que sonría, levante las manos o los mire fijamente, por mencionar sólo algunas manifestaciones.
Este mes, la Asociación Americana de Psiquiatría publicará la quinta edición de su Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSMV), en la cual redefine el autismo y adopta el término TEA, con lo que se reconoce por primera vez que si bien todas las personas con esta discapacidad comparten los mismos déficits esenciales –conductas restringidas, fallas de la comunicación e interacción social–, no en todas se manifiesta de la misma manera.
De acuerdo con Diego Reza, esto explica por qué en muchas personas el TEA puede manifestarse de manera muy notoria, y en otras puede incluso pasar desapercibido, como sucedió con Bernardo.
Adultos con TEA ¿niños eternos?
El TEA es una discapacidad permanente, y aunque se diagnostica sobre todo en la infancia, es incorrecto asociarlo únicamente con los niños, pues hay adolescentes, jóvenes y adultos con autismo.
Judith Vaillard, directora del Instituto Domus, señaló que en el caso de los adultos, la cultura que prevalece en el país origina que sean tratados como "niños eternos", no sólo por la sociedad, sino por sus mismos padres.
Según la especialista, cuando una persona es diagnosticada con TEA es importante que reciba atención integral y oportuna para que, a través de intervenciones educativas enfocadas a los déficits esenciales del autismo, pueda contrarrestar, en la medida de lo posible, las fallas de esta discapacidad.
Para esto, la titular del Instituto Domus subrayó la importancia no sólo de que los padres se acerquen a especialistas calificados, sino también de superar cuanto antes la etapa de negación y de duelo ante un diagnóstico de TEA en alguno de sus hijos.
"Es obvio que el corazón de padre los llevará a preguntarse '¿con qué le quito esto a mi hijo?'; sin embargo, lo que deben hacer es tratar de vivir su proceso de duelo lo más rápido posible, sólo así podrán actuar inmediatamente".
"Su hijo es como una plantita, nada más riéguela"
Tanto Judith Vaillard como Diego Reza coinciden en que el principal reto al que se enfrentan las personas con TEA –niños jóvenes o adultos– es la discriminación, pues aún existe mucho desconocimiento sobre esta discapacidad, lo que ha originado que las personas con autismo sean "desahuciadas" y que el diagnóstico vaya acompañado de una sentencia fatalista.
"No se puede hacer nada por su hijo", "Quiéralo, pero ya no gaste mucho en él", "Así es y así se va a quedar", son algunas de las expresiones que los especialistas han escuchado de padres y médicos a lo largo de 33 años años de trabajo en el Instituto Domus.
Actualmente, el autismo no está mencionado en la legislación mexicana como una discapacidad, por lo que Judith Vaillard consideró importante hacerlo, pues sólo así, dijo, se va a registrar y a medir correctamente; "hoy en día no existen cifras confiables sobre cuántas personas viven con autismo en México", concluyó.
S U B I R
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