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Testimonio ampliado del apóstata frustrado
Le diable, qui est une bête infernale
The Box: Mont St. Michel (Le Horla)
Hace algún tiempo narré mis tribulaciones de apóstata frustrado. Prometí entonces que en cuanto tuviera nuevas o alguna hendija se abriera en la monolítica indiferencia del clero católico a mis ruegos de expulsión administrativa, efectiva y total de su grey –bueno, omití por entonces comentar que quizá estoy expulsado por excomunión ad libitum, aunque más bien latae sententiae, la aplicada ipso facto a quienes incurran, precisamente, en los horribles pecados de apostasía, herejía o cisma. Del último no estoy muy seguro, pero en los otros dos he incurrido reiterada y felizmente desde hace varias décadas. Creo, además, que la excomunión se aplica –por herejía flagrante y violenta, además– a quien golpea a un cura, y bueno, digamos que hay por allí el episodio lamentable de un feligrés de mecha corta y sobrado de insolencia.
Pero la excomunión aparta al condenado de congregación y ritos; no lo borra de sus filas. Son cuento viejo mis cartas al Arzobispado de México y a la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, obsequiadas con la dureza del silencio y la indiferencia cuando pedí amablemente instrucciones para tramitar formalmente mi apostasía de la religión y la Iglesia católicas en México. Para decirlo con lírica de Paulo Coelho, hasta hace poco el muro del silencio y la breña de la apatía opacaban la luminosa posibilidad de un horizonte sin Dios en mi vida. Pero entonces se abrió el huequito. De mano, fíjate nada más, de los paganos, que resultaron ser una discreta comunidad de lo más organizada y movida, aunque acá entre nos, para un escéptico empedernido y pesimista como este picateclas, los exaltados exhortos al amor por la madre Tierra y para rescatar del olvido las prácticas chamanistas de nuestros ancestros indígenas sueltan olorcillo demasiado parecido al de supercherías de vírgenes aparecidas y crucificados que resucitan y se van volando hacia la estratósfera donde, de seguir vivos, se volverían a morir de anoxia, descompensación arterial e hipotermia… Pero incredulidades aparte, por azares y morbos que no vienen a cuento, me topé con la página web (comunidad pagana) de estas finas damas y estos respetables caballeros paganos que, sin saberlo, me han hecho un gran favor, porque en uno de sus apartados ofrecen al inocente transeúnte, dándole una acepción nueva y no despojada de cruel ironía a la parábola cristiana del buen samaritano, nada menos que un pormenorizado instructivo claro y contundente que se titula –apenas puedo contener un regocijo epifánico al transcribirlo– “¿Cómo apostatar en México?” Y allí, en cuatro incisos que ominosamente me atrevo a calificar de gloriosamente esclarecedores, se recomienda a la letra:
“1.- Consigue la partida de bautismo. Solicita tu partida de bautismo en la parroquia donde te bautizaron.
2.- Consigue una copia de tu credencial del IFE.
3.- Copia la carta modelo para apostatar en México en el procesador de texto que uses, imprímelo y rellénalo.
4.- Metes el formulario, la partida y la fotocopia de la credencial del IFE en un sobre y lo mandas certificado al Arzobispado al que pertenezca tu parroquia de bautismo. Te mandan una carta y adjuntan un formulario que tienes que rellenar con tus datos y los datos de tu bautizo. Exigen que ese formulario sea firmado ante notario eclesiástico o civil. ¿Cómo solucionamos esto?
5.- Resuelve el resto presencialmente. Es lo que aconsejo si las distancias lo permiten. Llama al Arzobispado el día anterior a la mañana que tengas libre y di que quieres tratar personalmente una cuestión sobre la apostasía y que vas a ir al día siguiente. Dile tu nombre completo. A la mañana siguiente, vas temprano directamente a la sección Vicaría General del Arzobispado. Es mucho mejor si vas con otra persona que te acompañe para que haga de testigo.
Entras en la oficina del vicario y le dices que prefieres hacer el resto del trámite presencialmente. Le dices que vas a rellenar el formulario recibido delante de él. Una vez firmado se lo das. Te dirá que te mandará la contestación por correo cuando hable con tu parroquia para que hagan el trámite en el libro de bautismo. Insiste en recogerlo presencialmente, si puede ser, ese mismo día.”
El machote de la carta se puede copiar del apartado “textos legales” de la web de Comunidad Pagana. La vicaría general del Arzobispado mexicano está en Durango No. 90, Col. Roma, C.P. 06700, México, DF, y sus teléfonos son: 5208-3200, 5208-3152, fax: 5208-542.
Voy al trámite
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