La hija del astrónomo adelanta anécdotas sobre el científico que recopilará en un libro
una de las enseñanzas de Guillermo Haro
En homenaje en el Palacio de Minería, lo recuerdan como un hombre de ciencia lleno de chispa
Domingo 24 de febrero de 2013, p. 3
El titán Prometeo regaló a los hombres el fuego de la sabiduría y del pensamiento, y esa fue también una de las enseñanzas recibidas de Guillermo Haro, frente a las letras griegas del observatorio astrofísico nacional de Tonantzintla, en Puebla, relató su hija Electa, quien coordina la realización de un libro que reúne testimonios y anécdotas personales. Una muestra, en voz de familiares, amigos y alumnos, se disfrutó en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la primera actividad para recordar al astrónomo mexicano con motivo del centenario de su natalicio.
Una efigie de blanco mármol, coronada de alcatraces, recibe al visitante en el encuentro de las letras, al pie de las escaleras principales del palacio neoclásico que ha visto correr dos siglos.
Conocí a Guillermo Haro en...
fue una frase recurrente entre quienes recordaron aspectos personales de la convivencia con el hombre impulsor de la ciencia y la astronomía en el siglo pasado.
La idea de hacer una recopilación de los recuerdos que las personas tenían dentro de sí para retrotraer a Guillermo Haro nació en 1988, año de su fallecimiento, declaró Electa Haro. Han pasado muchos años, apenas pudimos empezar
, y así lo mencionó la astrónoma Deborah Dulzin: el libro, como los objetos Herbig-Haro, se convertirán algún día en estrellas. Esperemos que no tarde tanto la publicación
.
Como un ser especial, único, importante en su vida, hombre cariñoso y atento, difícil de penetrar en un momento dado
, es como Electa Haro evocó a su padre en la galería de los rectores, del edificio bicentenario, bajo resguardo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde Haro también fue investigador y fundador del Instituto de Astrofísica.
El otro participante de la mesa con el apellido Haro, Emmanuel, recordó que conoció a Guillermo en 1967, a los 12 o 13 años de edad, lo aprecié mucho por su dirección, su fuerza, su convencimiento
. Cuando le dijo que quería ser astrónomo, la respuesta que recibió fue: No, hombre. Eso no sirve de nada. Estudia física
. La escritora Elena Poniatowska, estaba sentada en primera fila para ver la participación de su hijo.
Emmanuel Haro, físico e investigador, leyó entonces una carta que consideró lo que más le ha marcado y resume lo que es Guillermo Haro: Si hay algo que me gustaría que se quedara de él, además de la parte científica, es esto
, entonces comenzó la lectura de la carta que aparece en el libro La noche de Tlatelolco:
Y me lleno de furia y pienso cómo se puede vivir sin ser furioso. Cómo se le puede entrar a la política mexicana y retenerte y modularte y repartir sonrisitas y quedar bien con todo el mundo y lograr puestecitos o puestezotes. No estoy de acuerdo con las declaraciones periodísticas de mis amigos; que el hombre de ciencia debe intervenir en la política. Sé lo que quieren decir. Piensan que intervenir en la política es ocupar puestos, ser influyente, tener éxito. Eso no es política, eso es estiércol. Es ser mercader en el más vil sentido
.
La figura de Prometeo, el mismo que se alza hacia el cielo en la Facultad de Ciencias de la UNAM, también es símbolo de la primera vez que Debora Dulzin se encontró con Guillermo Haro, quien la mandó llamar a su oficina después de que ella públicamente despotricó contra él, al culparlo de permitir el arresto del profesor Luis Rivera Terrazas en el laboratorio de Tonantzintla.
Conocí a Guillermo Haro en 1966
, así conversó Dulzin. Por supuesto que sabía quién era, el director de lo que yo veía como una especie de templo sagrado: el Instituto de Astronomía
.
Entonces, al entrar a su oficina, “tronó una voz que me pareció la del dios Zeus, me dijo: ‘Jovencita, que usted anda por ahí mentándome la madre’”. Tras darle el consejo de no creer todo lo que oyera, la invitó a trabajar en la Torre de Ciencias, al saber de su interés en la astronomía, para que le enseñaran a hacer algo útil. De ahí en adelante él fue mi mayor apoyo y estímulo durante mi carrera. También surgió desde entonces una gran amistad
.
Rafael Costero y Emmauel Méndez, recordaron sus viajes a San Pedro Mártir, las afanosas jornadas para llegar a ese inhóspito lugar en Baja California, a donde se trasladó el observatorio astrofísico. Guillermo Haro no se oponía a la mudanza, como se ha mencionado, pero pensaba que no era el tiempo para hacerlo, reveló Méndez. Aunque finalmente, Haro trabajó arduamente para lograr la edificación del nuevo sitio dedicado a las estrellas.
Recordado por unos como ángel, y por otros como demonio, dijo Luis Felipe Rodríguez, quien rememoró a su colega como hombre de ciencia, ocurrente y lleno de chispa
.
Las memorias emocionales de hechos, las vivencias y enseñanzas de Guillermo Haro brillarán como las estrellas a las que dedicó su vida, y el fulgor que ha dejado grabado en quienes lo conocieron será perpetuado en el libro por nacer. Y en tanto, la FIL de Minería, recuerda y rinde homenaje al hombre de ciencia, a cien años de su nacimiento.