El primer mural creado por el arquitecto y pintor Juan O’Gorman, ubicado en una casa particular en San Ángel Inn, donde vivió de joven, y prácticamente desconocido, pues nadie lo cita nunca, se encuentra desprotegido y debería formar parte del patrimonio artístico de la nación.

El destacado arquitecto Carlos González Lobo dio a conocer lo anterior durante un homenaje a O’Gorman (1905-1982) por su 31 aniversario luctuoso, realizado ayer en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores.

En presencia de Sergio Ramírez Cárdenas, subdirector general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), González Lobo precisó que la casa se ubica en la esquina de Santísima y Galeana, y agregó: Los dueños de la casa no le han echado más porquerías encima, porque no se les ha ocurrido, no porque tengan la menor cultura. Y lo pintan de color rosa por los alrededores y los brochazos entran en la pintura. Lo visité antier para no decir mentiras hoy. Ojalá un día lo consideren parte del patrimonio de la República Mexicana.

González Lobo, conocedor de la obra de O’Gorman, a quien llamó un hombre de la cultura mexicana, contó que la obra, de la que se desconoce si tiene título, fue creada por el artista para su mamá.

Ella era muy católica y él un comunista irredento, pero le hizo un magnífico retrato para un santito en una urna, en la esquina de esas dos calles, donde él vivía.

Agregó que se trata de un mural singular, en el cual plasma el proyecto de la nación: fábricas en equilibrio con la agricultura, todo en un mundo sustentable, edificios modernos, viviendas indígenas, y arriba el santo. Es una actitud bastante distinta de los apotemas revolucionarios que hacían otros en la preparatoria, por el mismo tiempo.

Comentó diversas etapas de la pintura de O’Gorman y dijo que la última de ellas es la más radical. No es tan caricaturesca, sino profundamente agria; ve a la cultura humana con enrome inquietud.

Dijo que su principal aportación a la cultura mexicana fue, junto con otros investigadores, constituirle a la República Mexicana las oficinas públicas de arquitectura.

Si hay una revolución y ésta instituye una serie de proyectos de salud, educación, etcétera, es necesario que la arquitectura no la hagan despachos particulares con intereses económicos particulares, sino que el Estado conduzca esa práctica.

Entre otras cosas, agregó, creó un sistema para construir escuelas primarias sencillas y hasta mesabancos, retomada en España, Italia, Brasil y otros países.

Después, señaló, dejó la arquitectura para centrarse en el mural que cubre la Biblioteca Central, en Ciudad Universitaria, su obra más reconocida y hecha con piedras de colores de todo el país. Era un arquitecto radical, consideró.

Ramírez Cárdenas destacó que más allá del aspecto artístico de la obra de O’Gorman, el centro de toda su actividad fue el ser humano social, más que el individual, ligado a la historia de México. Se trata, agregó, de un ser humano como ente creador, como entidad viva, que produce historia, belleza, y que es el sustento de una sociedad como la nuestra.

También presente en la ceremonia, Monserrat Sánchez Soler, directora de la Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, dijo que en dos semanas podría ser abierta al público la casa que O’Gorman diseñó para sí mismo entre 1929-31 y que acaba de ser adquirida y aún es restaurada por el INBA.

Dicha casa, vecina a la que O’Gorman creó después para Rivera y Kahlo, y que funcionará como galería adjunta a la Casa Estudio, es considerada precursora de la arquitectura funcionalista en México.

Monserrat Sánchez Soler agregó que no se organizará ningún acto en particular para la inauguración de la Casa Juan O’Gorman, y señaló que además ya se realizan recorridos especiales.