La crisis económica despertó en varios países industrializados una reacción contraria a los migrantes, quienes son estereotipados como invasores y delincuentes, pero la dinámica de la economía global los sigue haciendo necesarios en gran cantidad de actividades, por lo que a pesar del ambiente hostil, millones de personas seguirán tratando de buscar mejores condiciones de vida en otras latitudes.

Así lo afirmaron los asistentes al coloquio internacional Impactos de la reciente crisis económica en la migración internacional, organizado por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan), de la Universidad Nacional Autónoma de México, y el instituto académico canadiense Metropolis International.

La investigadora Elaine Levine, especialista en temas económicos y de mercado laboral, señaló durante su ponencia que la crisis económica mundial de 2008 generó condiciones especialmente adversas para los migrantes de origen latinoamericano en Estados Unids, ya que grupos conservadores se dedicaron a crear un ambiente xenófobo y racista, y el gobierno de Barack Obama aumentó el número de deportaciones.

Sin embargo, el peso de este sector en actividades productivas como la construcción, el campo, la manufactura y los servicios ha hecho que el actual problema de desempleo sea menos severo con él, a la cual se agrega su acelerado crecimiento demográfico.

Mónica Verea, académica del Cisan, indicó que el clima de hostilidad contra los migrantes se nutrió también de la histeria antiterrorista posterior a los ataques del 11 de septiembre de 2001, que reforzó los estereotipos de la población blanca contra los latinos, particularmente en entidades del sur de Estados Unidos, como Alabama y Arizona.

Howard Duncan, presidente ejecutivo de Metropolis International, coincidió en que la migración irregular ha sido tomada como una especie de chivo expiatorio en varios países desarrollados en el marco de la crisis, sin considerar que dicho sector ha cambiado definitivamente las condiciones demográficas y económicas, lo cual hará posible una nueva dinámica de generación de la riqueza.

Por su parte, John Simmons, director de investigación y análisis del Ministerio del Interior de Gran Bretaña, apuntó que a pesar de la declinación de los flujos migratorios con propósitos de trabajo, los indocumentados ayudaron a mantener a flote la economía local, lo cual de todas formas no evitó el resurgimiento de actitudes xenófobas.

Immelda Nicolás, presidenta de la Comisión de Filipinos en el Extranjero, hizo un resumen de la experiencia de dicho país asiático en la conformación de un programa que le permitiera aprovechar de mejor forma los 20 mil millones de dólares en remesas que le envían sus ciudadanos desde más de 200 países.

Desde hace unos 30 años, el gobierno de Filipinas promovió diversos esquemas para generar actividades productivas con el dinero de los migrantes y crear una cultura del ahorro y la planeación, de forma que esos recursos no se pierdan ni se desperdicien, aseveró.