Hombres y mujeres afirmaron sentirse más molestos ante la posibilidad de una infidelidad física que una emocional de sus parejas, contrario de lo que apunta la sicología evolutiva, según la cual los varones se irritan más ante un encuentro sexual extramarital y las mujeres ante una infidelidad emocional, reveló una investigación del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex).

El estudio abordó posibles escenarios de infidelidad y cuál de éstos significaría para el individuo una fuente mayor de estrés, enojo, tristeza o frustración.

Las situaciones que causaron mayor molestia tanto a hombres como a mujeres encuestados fueron (en ese orden): “que su pareja tenga una relación sexual con otra persona, que se vuelva amante físico de otra persona, que tenga besos y caricias con alguien más, que se vuelva amante emocional de otra persona y que se enamore de alguien más.

Pese a lo apuntado por la sicología evolutiva, en esta investigación no se encontraron diferencias en las reacciones de hombres y mujeres ante una posible infidelidad emocional contra una sexual, es decir, no podemos decir que un género sea más celoso que el otro.

Paulina Millán, directora de Investigación del Imesex, señaló en entrevista que hasta 30 por ciento de las parejas que acuden a terapia lo hacen por situaciones críticas de celos y subrayó que si bien éstos son parte del humano, la construcción social de que son muestra de amor y mientras más te celo, más te quiero deriva en situaciones imposibles de controlar, por lo que hay que aprender a manejarlos sin impulsividad ni agresividad.

La investigadora afirmó que los celos –al igual que otras emociones como el enojo o el miedo– sirven para ponernos alerta sobre determinadas situaciones, pero hay que mantenerlos a raya, pues en numerosas ocasiones han sido causa de crímenes.

Los celos son síntoma de algo que está detrás. Lo importante es que la gente entienda qué pasa como pareja y sepa fortalecer su vínculo, dijo.

El estudio, realizado en hombres y mujeres de entre 16 y 87 años en 26 estados de la República, develó que la edad es una cura para los celos, pues a mayor edad, menores manifestaciones de ellos.

Los autores de la investigación –Millán y el director del Imesex, Juan Luis Álvarez-Gayou– consideran que eso puede obedecer a los cambios que sufre la relación de pareja con el paso de los años y que son muy positivos cuando la comunicación e intimidad han estado presentes.

Además, las personas dedicadas a labores domésticas y obreros presentaron mayor índice de celos; así como los solteros, separados y divorciados y personas que sól concluyeron estudios de secundaria y preparatoria.