El proyecto es superior al del Ejecutivo, de 260 mil millones
Apremian a abastecer de maíz a comunidades que perdieron sus cosechas debido a las heladas y las sequías
Jueves 6 de octubre de 2011, p. 4
Organizaciones campesinas del movimiento El hambre no espera se pronunciaron a favor de un presupuesto para el agro de entre 316 mil y 323 mil millones de pesos, superior a la propuesta del Ejecutivo, de 260 mil millones, e insistieron en demandar la creación de una reserva estratégica de granos.
Plantearon que el presupuesto de Procampo para el próximo año se mantenga, pero que sea reducido el techo de apoyo a 50 hectáreas por productor (actualmente es de 100 hectáreas).
Propusieron la inclusión de 500 mil pequeños productores a los beneficios del programa, entrega de los recursos 90 días antes de la época de siembra.
También plantearon dar incentivos adicionales a quienes realicen políticas de conservación de suelos; ampliar el financiamiento para más de 3 millones de productores, principalmente de temporal, a tasas preferenciales; destinar 5 mil millones de pesos para extensionismo agrícola bajo la coordinación de las agrupaciones campesinas locales y regionales y duplicar el presupuesto para programas alimentarios.
Sostuvieron que la política agropecuaria debe dar un giro para fomentar la producción interna de alimentos y reducir las importaciones.
Durante años hemos señalado que se requiere terminar con la simulación y el engaño en el ejercicio del presupuesto, pues con los subejercicios se termina aplicando el monto propuesto por el Ejecutivo, aunque el Legislativo haya autorizado más recursos
, aseveró Víctor Suárez Carrera, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC).
El presupuesto para el campo tiene que responder a la emergencia por los 12 meses sin lluvia en Chihuahua, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León y Zacatecas, apuntó.
El cambio climatológico del “fenómeno del Niño a Niña” afectó la producción de maíz en Jalisco, Guanajuato y Michoacán, la cual cayó 40 por ciento.
Ante los factores adversos nacionales e internacionales –climatológicos y financieros–, el gobierno no debe continuar aplicando una política inercial
, sino tomar medidas emergentes; dejar de entregar 80 por ciento de los subsidios a 5 por ciento de los productores del norte del país y actuar para garantizar la producción de maíz, pues desde 2007 se han hecho llamados al gobierno para que fomente la producción interna del grano, agregó.
La propuesta de las organizaciones, la cual afinarán antes de entregarla la próxima semana a la Cámara de Diputados, no prevé aumentos a los siguientes rubros: agricultura protegida, manejo de posproducción, sustitución de motores (en pesca), apoyo al ingreso objetivo y comercialización, sanidad y desarrollo de mercados, entre otros.
Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en el periodo 2010-2011 el presupuesto para el campo se incrementó a una tasa promedio anual de 8 por ciento en términos reales.
De acuerdo con esa información, 77 por ciento de los recursos son destinados a la propia Sagarpa y a las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de Desarrollo Social y de Educación Pública, así como al ramo 33.
En tanto, la ANEC y la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM) demandaron un plan emergente de abasto del grano para apoyar a las comunidades que perdieron sus cosechas por las sequías y heladas, así como a los ganaderos ejidales, pues el encarecimiento del grano en el mercado internacional está impactando
en la industria alimentaria y pecuaria.
Es el año de la tormenta perfecta
, ya que la producción agrícola bajó 70 por ciento por los factores climatológicos adversos y la situación económica internacional ha llevado al deslizamiento del peso frente al dólar, por lo que las importaciones de granos y oleaginosas serán más costosas, pero el gobierno mantiene una política agrícola inercial ante la emergencia, señaló Suárez Carrera.
Es previsible una escasez del grano al finalizar el año y para el primer semestre de 2012 si no se actúa para impulsar una producción de emergencia durante el ciclo otoño-invierno; en este momento hay una fuerte presión en los precios de la tortilla y de otros alimentos vinculados con el grano, afirmó.
Carlos Salazar, secretario de la CNPAMM, expuso que por la escasez de lluvias y las heladas en Sinaloa –al inicio del año–, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo, Michoacán y estado de México, la producción del grano se estima en 19.5 millones de toneladas, pues se perdieron 5.5 millones de toneladas.
Debido a la escasa humedad y el nulo acceso al crédito, la productividad en las tierras de temporal pasó de 3.1 a 2.7 toneladas por hectárea. El avance logrado durante más de un lustro se perdió en pocos meses, agregó.
Vía telefónica, comentó que la situación es crítica, pues aunque el gobierno pretendiera importar maíz de Estados Unidos –el mayor productor del cereal del mundo–, en ese país los inventarios bajaron a su mínimo histórico.
Lo anterior, aunado al aumento del uso del grano en la producción de etanol, provocó un incremento en el precio internacional, el cual rebasa los 315 dólares por tonelada, casi el doble del costo de enero, lo que ha repercutido en las industrias que requieren del maíz.
Ahora nos tendremos que comer hasta la paja porque no habrá suficiente grano pese a las buenas expectativas que presenta la Sagarpa
, señaló.
En Sinaloa, el mayor productor de maíz en el ciclo otoño-invierno, por la escasez de agua se estima que sólo sembrarán 300 mil de las 500 mil hectáreas que en dicho ciclo destina para la producción de maíz, añadió.
De 2006 al primer semestre de este año las importaciones de maíz crecieron 96 por ciento; tuvieron un aumento anual de 14.4 por ciento en promedio, refirió basándose en estadísticas del Banco de México.
El gobierno debe actuar de inmediato, pues si ya se perfila que en Sinaloa no se sembrará lo acostumbrado, debe promover la siembra de un millón de hectáreas en los estados del sureste, a cuyos campesinos tiene que darles un acompañamiento tecnológico y acceso a créditos a tasas preferenciales para que la producción aumente al menos 30 por ciento.
Por el momento, el encarecimiento del grano presiona los precios de la masa y la tortilla, así como de la leche, la carne y el aceite, entre otros productos que requieren del grano.