Buenos Aires, 30 de agosto. En las primeras elecciones gubernamentales después de las primarias pasadas, el candidato del oficialista Frente para la Victoria, José Alperovich se impuso con 70 por ciento de los votos, estableciendo una fuerte diferencia con el segundo. el diputado nacional por el radicalismo en la alianza Acuerdo Cívico y Social, José Cano con 14.78 por ciento.

El oficialismo también ganó 42 de las 49 bancas, lo que significa ratificar la tendencia de las primarias, celebradas el pasado día 14, en las que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ganó con 50.21 por ciento de los votos, de acuerdo al conteo final de votos que la Justicia Electoral entregó hoy

Las principales empresas encuestadoras coinciden en que será difícil cambiar estos resultados en las presidenciales de octubre próximo y esto incluso lo reconoció el opositor jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri.

La mandataria recibió el respaldo del candidato a presidente del Frente Amplio Progresista, el socialista Hermes Binner, que logró el cuarto lugar en las primarias y quien consideró como una necesidad urgente la Ley de Tierra que envió el Ejecutivo al Congreso y que límita la extranjerización.

Por otra parte, la presidenta y su colega uruguayo José Pepe Mujica, consideraron que dieron un paso concreto en la integración y la relación entre ambos países, al inaugurar este jueves el primer viaje de un tren de pasajeros directo a Uruguay, que se rehabilita así 36 años después de que el servicio fue cancelado.

Eel 9 de septiembre el Tren de los Pueblos Libres hará su primer viaje comercial (495 kilómetros) entre Pilar, Argentina, y Paso de los Toros, Uruguay, para mantenerlo en principio una vez por semana, con escalas en varias estaciones en la provincia de Entre Ríos.

Se destaca que este hecho tiene un enorme valor por lo que significa en la reactivación del servicio ferroviario en Argentina, que fue desmantelado en la ola neoliberal de los años 90.

Pero también es otro nuevo paso en la relaciones entre ambos países, que en menos de un lustro pasaron de su peor momento histórico a uno de los más estrechos, como señala Página 12.

Para fin de año, se espera que el tren una Buenos Aires con Montevideo todos los días.

Hubo emoción en el acto realizado en Salto, Uruguay, con la presencia de los dos mandatarios cuando aparecieron los vagones pintados en celeste y blanco lo que representa los colores de la bandera de ambos países.

Vamos a seguir construyendo conectividad física, vínculos políticos y económicos que nos preparen a ambos, y a la región en general, para abordar ese mundo que ya llegó, dijo Cristina Fernández.

A su vez, Mujica sostuvo que nunca hemos estado tan cerca Argentina y Uruguay y habló de mejores tiempos para los jóvenes que van a vivir un mundo que los viejos no podemos imaginar. Van a vivir la época de gigantescas unidades continentales. Recordó la necesidad de unirse para no ser débiles. Nadie debe abdicar de su independencia pero hay que entender que para que la casa chica pueda perdurar con notoria independencia, precisa un alero común que cobije las casas chicas para el mundo que va a venir.

El analista Luis Bruschstein analizó hoy que lo que hasta hace poco tiempo estaba simbolizado por el corte de un puente entre dos países, ayer fue resignificado por un tren que unió las dos orillas del río Uruguay.

Recordó las presiones que debió soportar Mujica en su país cuando, a diferencia de su antecesor, Tabaré Vázquez, priorizó las políticas de integración con Argentina en oposición a las tendencias de confrontación que pugnaban en el conflicto por (la pastera) Botnia y sobre todo por el corte del puente internacional de Gualeguaychú por tiempo indefinido

Mujica esperó con paciencia el levantamiento del corte pacíficamente a pesar de las presiones de la oposición uruguaya para que exigiera la represión violenta a los asambleístas.También hubo presiones en Argentina para hostigar a Uruguay

“Si los dos gobiernos se hubieran dejado llevar en esa encrucijada por los criterios que orientaron las políticas regionales hasta los años ’90, el diferendo se hubiera convertido en un conflicto interminable. Mantener la intransigencia por ambas partes hubiera sido darle la espalda a la integración” dijo Bruchstein.