En los pasados ocho años el consumo per cápita de tortilla en la ciudad de México se redujo 22.5 por ciento, de 90 a 70 kilogramos, debido al incremento del precio, informó la titular de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), Laura Velázquez Alzúa, quien explicó que hoy cada capitalino consume tres cuartas partes de las tortillas que antes adquiría, tendencia generalizada a escala nacional.

Luego de inaugurar el Foro económico ciudad de México 2011: La política industrial como estrategia del desarrollo económico local, explicó que el costo de la tonelada de maíz –5 mil pesos– ha provocado que el precio de este alimento fluctúe entre 12 y 14 pesos en algunas demarcaciones, castigando la ganancia, pues si no se sacrificara ésta costaría 17.

De continuar esa tendencia, advirtió, en julio próximo la ciudadanía pagará 20 pesos por kilo, la tercera parte de un salario mínimo, provocando una nueva contracción en su consumo; aun cuando 94 por ciento de la población la consume, la mitad lo hace a diario y en ocho de cada 10 casos la compra se hace en tortillerías, por su cercanía y estar recién hechas.

La funcionaria admitió que la situación es alarmante. A las heladas reportadas en el norte del país, que provocaron la pérdida de 80 por ciento de la producción de maíz, se suma el acaparamiento por empresas trasnacionales, la exportación del poco grano obtenido en esta cosecha y el incremento constante al precio de combustibles y energéticos.

No existe una política nacional bien pensada. Se actúa con mucha ligereza, colocándonos en el camino de una real crisis económica, pues no hay salario que alcance. Con mil 600 pesos mensuales no se pueden satisfacer las necesidades básicas de una familia, cuando debe destinar una tercera parte de ese monto a la compra de los 27 productos básicos y se pone en riesgo a ese sector, argumentó.

Mencionó que dentro de la industria alimentaria, la de nixtamal y elaboración de tortillas es altamente generadora de empleos. Junto con las panaderías, abundó, representan 11.2 por ciento del personal ocupado, así como 18 por ciento de la remuneración pagada en la industria manufacturera local, la cual ha perdido significativamente su dinamismo en las últimas dos décadas como resultado del proceso de desindustrialización.

Por ello se constituyó una empresa franquiciadora social, que permitirá transferir tecnología y establecer mecanismos de coordinación que elevarán la competitividad de esta industria con 5 mil 796 unidades productivas y garantizará la estabilidad y el crecimiento del empleo, de la cual dependen en la ciudad 15 mil 384 personas, afirmó.