Jueves 27 de enero de 2011, p. 8
Reconocido por generaciones de seguidores de buena música popular, Salvador El Negro Ojeda cumple hoy ocho décadas. Tiene más de 66 años de carrera en los que ha influido a decenas de cantautores.
Chilango de nacimiento, pero jarocho por elección
, continuamente repite, el trovador, rumbero y jaranero, considera que la música es un factor curativo para la humanidad. Es lo único que me levanta. Me saca de las depresiones más horribles
, contó una vez en estas páginas.
El Negro dice que la experiencia que lo marcó fue descubrir, en 1946, la música popular cubana. Fundó un grupo de rumba con el que debutó en un restaurante de Paseo de la Reforma. Durante los siguientes 15 años, previo paso por el Orfeón Infantil Mexicano, en el que extendí mis conocimientos en la música coral, formé y enseñé a diferentes grupos de aficionados a este y otros géneros musicales: romántico, folclor mexicano y latinoamericano y canción vernácula
, dijo en otra entrevista publicada en este diario.
Chez El Negro
Pero un aspecto fundamental fue que a principios de los años 60 abrió en la colonia Del Valle el café cantante Chez El Negro. Desde principiantes hasta consagrados, como Nacho Méndez, Lola Beltrán, Chamín Correa, Paco Michel y Milla Domínguez, se presentaron en ese lugar, que fue visitado por Juan Rulfo y José Revueltas, así como por artistas latinoamericanos, como Víctor Jara y Mercedes Sosa. Allí conoció a René Villanueva y los hermanos Ávila, con quienes fundó Los Folkloristas en 1966.
Jamás me llamó la atención saber cuántos discos iba a vender, cuánta lana me iba a embuchacar o cuántos autógrafos firmaría, porque siempre sentí la necesidad de ser libre
, afirma.