Beirut, 25 de enero. Cientos de manifestantes quemaron neumáticos y bloquearon carreteras en Líbano y protagonizaron un día de rabia, después de que el presidente Michel Suleiman nombró como primer ministro al empresario de las telecomunicaciones Najib Mikati, el candidato del chiíta Hezbollah.

Mikati obtuvo el respaldo de 68 de los 128 miembros del Parlamento, ocho votos arriba del hasta hoy primer ministro Saad Hariri, quien buscaba continuar en el cargo, después de la crisis derivada de la salida de Hezbollah del gobierno el pasado 12 de enero.

Los ministros y aliados de Hezbollah renunciaron al gobierno en rechazo a la investigación que adelanta el Tribunal Especial de La Haya, encargado de juzgar a los responsables del asesinato del ex primer ministro y padre de Saad Hariri, Rafiq Hariri.

Miembros de Hezbollah consideran que serán encausados, y el movimiento trató sin éxito obtener que Saad lo desaprobara.

El nuevo jefe de gobiernoFoto Ap

En su primer discurso, Mikati aseguró que su designación no es una victoria de un campo sobre el otro, es la victoria de la reconciliación, mientras que el jefe de Hezbollah, Hasan Nasrallah, llamó al bloque de Hariri a participar en el nuevo gabinete. Añadió que el próximo gobierno no será el de Hezbollah, ni será conducido por Hezbollah. No queremos ni el poder ni el gobierno.

Los partidarios de Hariri consideraron la designación de Mikati como un golpe de Estado de Hezbollah, y se lanzaron a las calles de Beirut, Trípoli y Saida para expresar su oposición.

El saldo de las protestas fue de 30 heridos y la detención del jefe de seguridad del Movimiento Futuro en Beirut, Houssam Trabousli, por su responsabilidad en las violentas protestas.