Para alcanzar la meta de hacer obligatorio el bachillerato dentro de una década es necesario implementar una serie de políticas educativas, además de asegurar la inversión en la educación media superior para que los jóvenes puedan concluir sus estudios, por lo que será necesario un acuerdo entre las diferentes fuerzas políticas, aseguró el ex subsecretario del ramo Miguel Székely Pardo.

Es deseable que todos los mexicanos, especialmente los jóvenes, tengan la oportunidad de cursar la educción media superior, sin embargo la obligatoriedad misma en la Constitución no garantiza que sea efectiva si no va a la par con la ampliación de la oferta educativa.

“Puede pasar como con la educación prescolar, en donde al no contar con la oferta se generó un gran problema, pues los padres de familia tenían que inscribir a su hijos en esta etapa para posteriormente llevarlos a la primaria, pero el problema surgió cuando se les negaba la inscripción porque no había espacio.

Entonces, para no crear una falsa expectativa, la obligatoriedad también debe ir acompañado con un financiamiento totalmente garantizado, de lo contrario –dijo– se podría caer en el error de saturar las aulas olvidándose de la calidad educativa.

La Cámara de Diputados aprobó a principios de diciembre la reforma educativa que obliga al Estado mexicano a impartir el bachillerato a todos los jóvenes del país para el ciclo escolar 2021-2022.

Al respecto, Székely señaló que de nada servirá tener a todos los jóvenes cursando el bachillerato si van a recibir una pésima educación.

Estimó que para la medida, las autoridades educativas deberán invertir en los próximos cinco años entre 40 y 60 millones de pesos, para lo cual será necesario un acuerdo entre las distintas fuerzas políticas.

No sólo se trata de construir más escuelas, es poder brindarles un servicio educativo de manera adecuada, por eso creo que es un paso importante hacer el bachillerato obligatorio, pero ojalá y se destinen los recursos suficientes.

Abundó que de implementar políticas educativas adecuadas, la reforma se podría cumplir no en 10 años sino “mucho antes, si hay empeño y un compromiso real del país por poner el tema en la agenda en el lugar que se merece, porque estamos hablando de jóvenes entre 15 y 18 años quienes si no están en la escuela con una buena educación, corren el riesgo de estar en la calle realizando otras actividades.