Presentan redición del libro que recoge un curso del filósofo
un brillante ejercicio teórico sobre la cultura
Sábado 6 de noviembre de 2010, p. 7
Al cumplirse cinco meses de la muerte del filósofo Bolívar Echeverría, se presentó la segunda edición de su libro Definición de la cultura, publicado por el Fondo de Cultura Económica, en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde el ensayista fue docente durante varios años.
Bolívar Echeverría deja en este libro, la transcripción de un curso impartido hace un cuarto de siglo, un brillante ejercicio teórico sobre uno de los problemas centrales de la humanidad: la cultura y de un arriesgado despliegue de la transculturalización de la semiótica humana. Cultura es también una representación que confirma la vitalidad de la cultura moderna y su fuerza crítica y material en medio de tiempos infames
, dijo el académico Carlos Oliva.
La filosofía, dijo, “tiene un origen oral, de tal importancia que los filósofas y filósofas más importantes de la historia de la humanidad han profundizado en la oralidad del discurso. El ejemplo central sigue siendo Platón (...) y un eco de esta tradición es la transcripción de debates, cursos académicos y diálogos. Bolívar Echeverría ha incursionado en todos estos formatos baste señalar Modernidad y mestizaje cultural: ethos barroco, compilación de 1994, o Conversaciones sobre lo barroco, que se publican ese mismo año”.
Este libro es precisamente la transcripción de un curso de filosofía y economía realizado más de 25 años atrás. Este tipo de materiales, como el autor lo menciona tienen la desventaja de no haber sido concebidos como un libro y, por tanto, en ellos hay deficiencia de contenido y exposición. Por lo general estos libros nos deparan un sacrificio, hay que llegar a ellos sabiendo que la mayoría de lo escrito es repetitivo, poco cuidado en su estilo y una didáctica es la difusión de la teoría y no su producción
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Estos problemas están superados en el texto de Bolívar Echeverría y no obstante permanece en él un eco de oralidad, el ritmo del texto, la cuidada retórica que repite, pero a la vez amplía el tema, y hasta las mismas conexiones lógicas usadas las cuales permanecen en el habla cotidiana. Nos da la impresión de estar tratando con una ficción, en la cual vamos avanzando con el objetivo de descubrir algo en el final, no es otra por lo demás la forma en que acompaña el relato oral y al antiquísimo ejercicio de asistir a una cátedra. El texto, en tanto incorpora la producción oral en su interior, produce a cabalidad dos de los elementos centrales de la filosofía, la sorpresa y la ataraxia
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