A 10 minutos del final el Chaco Giménez aprovechó un error de la zaga visitante
Domingo 31 de octubre de 2010, p. a17
El superlíder Cruz Azul jugó de forma terrible, pero ganó. Puebla quiso perderle el respeto, presionó y capitalizó la pelota durante casi 80 minutos, hasta que el Chaco Giménez se encontró con la oportunidad y sólo empujó el balón con la frente, aunque queda la sospecha de una mano de Horacio Cervantes.
De aquel Cruz Azul que le asestó un duro golpe al Monterrey no quedó ni la sombra. El miércoles era un equipo vertical y vertiginoso, que circulaba la pelota como si fuera una brasa ardiente; ayer, estaba distraído, sin más ambición aparente que dosificar la energía para la liguilla.
Si un defensa y el guardameta sobresalieron es porque algo no andaba bien en La Máquina. Apenas empezaba el juego y Horacio Cervantes junto con el arquero Jesús Corona anunciaban el papel que desempeñarían durante casi todo el partido. En un error en una salida de la zaga celeste, Gabriel Pereyra cazó la pelota y enfiló hacia la meta cementera. Encaró al cancerbero, pero la presión de Cervantes y el coraje de Corona evitaron que abriera el marcador.
Puebla estaba crecido frente a un conjunto celeste perezoso. Dos ex celestes, Gerardo Lugo y Pereyra, tocaron insistentes a la puerta de La Máquina, pero Corona estaba inspirado y Cervantes era su guardaespaldas.
En cambio, el ataque celeste, aunque tuvo algunos destellos, durante el primer tiempo perdió fuelle. Villa llegaba tarde a los centros que le enviaba Giménez o remató demasiado pronto en un par de ocasiones, mandando la pelota encima del marco de Alexandro Álvarez. Vela se excedía, arruinando lo que prometía, mientras Chuletita Orozco parecía extraviado.
Tan deslavado estuvo el celeste que al concluir el primer tiempo recibió una rechifla de la afición.
Apenas regresaron los equipos a la cancha, de nuevo Puebla se hizo de la pelota. Lugo dio un pase a Joel González, quien sólo tenía que empujar frente a la meta de Orozco, pero no lo hizo.
Al minuto 56, Pereyra habilitó a Lugo, quien de espaldas al marco remató la pelota de taconcito, pero Corona desvió.
José Luis Trejo regañó a sus jugadores. Le dijo a Rodrigo Salinas que no demorara en la salida. Al lado, en el área técnica de Cruz Azul, Enrique Meza lucía impasible, aunque hizo cambios: sacó a Vela y Orozco por Javier Aquino y César Villaluz.
La Máquina despertó. Con Villaluz y Aquino ganó profundidad y Villa renació. El argentino recibió un centro que cabeceó, pero Álvarez alcanzó a desviar.
Diez minutos antes de que terminara el partido, la defensa de La Franja cometió un error. Adrián Cortés cobró un tiro de esquina que le quedó de frente a Giménez, quien sólo tuvo que empujar la pelota. Gol. El único de la tarde. Los de Puebla alegaron una mano de Cervantes, pero Marco Antonio Rodríguez dio por bueno el tanto.
A Trejo le quedó el sabor de la amargura: El encuentro lo manejamos. Además, estoy consciente de que hubo mano de Cervantes
.
Meza admitió que no le gustó el funcionamiento del equipo. Recordó que fue una semana con muchos viajes y los jugadores no son de plástico
. Fue un partido muy sufrido –dijo– porque perdían mucho la pelota y, por momentos, Puebla los dominaba.
Meza dijo que no cree en la fortuna, pero ayer admitió: Puebla merecía mejor suerte
.