DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   4 DE OCTUBRE DE 2010 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

El castor está de regreso en casa
Gerardo Carreón Arroyo

El jaguar en México
Carlos A. López González

Las alas de México
Juan Cornejo y Carolina Hartmann

La tortuga laúd, una viajera incansable
Débora García Muñoz y A. Laura Sarti Martínez

El aullido del lobo regresa a las tierras silvestres mexicanas
Óscar Moctezuma O.


Correo electrónico:

[email protected]

  

Foto de la Sierra Madre Occidental, área potencial de reintroducción del lobo mexicano Foto: Óscar Moctezuma O.

El aullido del lobo regresa a las tierras silvestres mexicanas

Óscar Moctezuma O.
Biólogo con más de 25 años de experiencia en conservación y educación ambiental. Director General de Naturalia, AC, en donde coordina el Proyecto de Rescate del Lobo Mexicano. Vocal de manejo en Vida Libre en el Subcomité Técnico Consultivo Nacional para la recuperación del lobo mexicano
Correo electrónico: [email protected]

Los problemas ambientales son en la actualidad muy complejos y por eso mismo requieren también decisiones y acciones complejas para solucionarlos. Es innegable que éstas deben pasar a través de una nueva visión de lo que significa nuestro entorno natural, que ya no puede ser visualizado sólo como una fuente de abastecimiento para las necesidades y caprichos de la humanidad, sino como el único salvoconducto que permitirá a nuestra especie sobrevivir y seguir avanzando por el camino del descubrimiento y conocimiento que nos caracterizan.

La nueva visión que requiere la humanidad para sobrevivir ya no podrá juzgar y clasificar a las especies silvestres en función de su aspecto, su “peligrosidad” o el beneficio o “daño” que provocan al ser humano. Ahora debe aceptar que todas son importantes y necesarias para reestablecer la salud planetaria. Los esfuerzos que se hacen hoy en día por recuperar espacios y especies silvestres, tomarán relevancia como símbolos de la nueva ética ambiental de la humanidad, y también como acciones benéficas para recuperar el equilibrio perdido.


La gran carga simbólica que el lobo ha tenido a lo largo de su historia es, probablemente, la principal causa por la que ha sido tan difícil combatir los prejuicios acerca de su legítimo papel como depredador en los bosques templados y el motivo por el cual ha padecido una persecución implacable. Actualmente, el lobo mexicano es considerado como la especie de lobo gris más escasa del planeta, y la que requiere mayor protección a nivel mundial. En la fotografía aparece un lobo macho de los ejemplares que se están rehabilitando para su liberación Foto: Jorge Rojas/Ovis, AC

Los que trabajamos desde hace algún tiempo en la conservación sabemos esto. Por eso, aunque aún no se comprendiera del todo, en Naturalia decidimos hace 18 años que la recuperación del lobo mexicano (Canis lupus baileyi, especie considerada “virtualmente extinta” porque tan sólo sobrevive en cautiverio), era una acción correcta que había que procurar, estableciendo para lograrlo un proyecto especial.

A fin de lograr nuestro objetivo, hemos trabajado al lado de muchas personas e instituciones, privadas y de gobierno, con quienes compartimos esta visión. Hoy, todos estamos muy motivados y entusiasmados porque, finalmente, el lobo regresará a vivir libre en las sierras mexicanas, como culminación de un esfuerzo impulsado desde la sociedad civil y el gobierno federal.

Sin embargo, este trabajo, este exitoso logro, son, sin embargo, apenas el comienzo de una etapa mucho más intensa, donde los conservacionistas debemos probar que puede existir un lugar para el lobo en las tierras silvestres mexicanas, a pesar de ser uno de los casos de conservación más complejos de nuestro país, pues se trata de un animal que hace más de 30 años desapareció del campo mexicano. Además de ser una especie en estado crítico (existe tan sólo un puñado de ellos), mitificada, calumniada, perseguida tiene altos requerimientos ecológicos. Por ejemplo, los lobos necesitan grandes espacios silvestres, bien conservados, para sobrevivir.

Por todo lo anterior, es importante señalar que el lobo regresa, no como el mito dañino que desde nuestra niñez nos han hecho creer que es, sino como un símbolo de la nueva era de la conservación en México, como un indicador de la salud de nuestros ecosistemas y como pieza clave que nos ayudará a recuperar más rápidamente las tierras silvestres que forman parte del patrimonio natural que sostiene nuestra existencia.

El reto es que la mayoría de los mexicanos lo entienda y apoye, pues como la especie controvertida e incomprendida que ha sido por mucho tiempo, el lobo ya enfrenta, aun antes de correr nuevamente en libertad, el rechazo y persecución de un sector, el ganadero, que sólo ve amenazas en su regreso.

El sinuoso y accidentado camino hacia su recuperación


Los lobos mexicanos participantes en el programa de reproducción en cautiverio han sido autentificados mediante rigurosas técnicas moleculares que han probado su pureza genética, por lo que se les conoce como lobos de “linaje certificado” Foto: Óscar Moctezuma O.

Cuando los colegas conservacionistas de Estados Unidos se propusieron evitar la extinción del lobo mexicano a finales del siglo XX, tuvieron que recurrir al gobierno de nuestro país para instrumentar su plan de rescate. Este partía de la captura de algunos de los últimos lobos que, para entonces, ya sólo sobrevivían en áreas muy remotas del territorio nacional.

Con base en estos ejemplares, y por medio de un proyecto coordinado entre los gobiernos de ambos países y la participación de muchos zoológicos y centros de investigación que han apoyado su reproducción y alojamiento en cautiverio, es que hoy contamos con una población cautiva de alrededor de 350 individuos.

A pesar de los intentos del gobierno de Estados Unidos en aquella época por proteger al lobo mexicano incluyéndolo en la lista de especies amenazadas del Acta de Especies en Peligro, a finales de la década de los 70 del siglo pasado había sido totalmente erradicado del sur de Estados Unidos y los últimos lobos de México desaparecieron poco después. Con ellos se perdió la esencia de las tierras silvestres del norte de nuestro país aunque, afortunadamente, no de forma irremediable.

Gracias a la captura de algunos individuos, se habían logrado salvar algunas parejas. Era mediados de los años 70 del siglo pasado y en México no había una conciencia de conservación muy profunda, ni en el gobierno, ni en la sociedad o los centros de investigación. Aun así, el gobierno mexicano atinó a pedir a cambio del permiso de captura de esos lobos que, llegado el momento, el gobierno americano enviara de regreso parejas de lobos para comenzar también aquí un programa de reproducción en cautiverio para esta especie. En esos años todavía aparecía en el calendario oficial como especie permitida para la cacería, pese a que se conocía su precaria situación y la necesidad de conservarla.

Fue así como, en cumplimiento de dicho acuerdo, en 1988 llegaron los primeros lobos a México, procedentes de instalaciones del vecino país. Se alojaron en tres centros mexicanos, pero no se elaboró ningún plan para utilizarlos con un propósito específico que ayudara a la recuperación de su especie; por ello, la mayoría de estos animales fueron muriendo sin contribuir en nada a ese fin.

Afortunadamente, algunos grupos de investigadores y activistas de la conservación en México para entonces ya habían reconocido la necesidad de actuar coordinadamente y con el gobierno para establecer una estrategia nacional a fin de recuperar al lobo mexicano. El objetivo final debía ser que pudiéramos contar, por lo menos, con una población silvestre, viable y protegida y dentro de su rango original de distribución.

Después de intentos iniciales desorganizados y confusos, se consolidó finalmente un grupo de personas e instituciones que, con diversos grados de conocimiento y experiencia en los aspectos relacionados con el manejo y conservación del lobo, pudieron acoplarse para elaborar y establecer una estrategia nacional para su recuperación. Posteriormente fue avalada por el gobierno federal.

Este grupo, del cual Naturalia ha formado parte desde el comienzo, incluía a representantes de los zoológicos que estaban reproduciendo a los lobos, investigadores y representantes de organizaciones conservacionistas, y llegó a contar con reconocimiento y designación oficial, como cuerpo asesor de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en todos los aspectos relacionados con el rescate del lobo, por lo que se le designó “Subcomité Técnico Consultivo Nacional para la Recuperación del Lobo Mexicano” (STCNRLM).


Mapa “Pasado, presente y futuro del lobo mexicano”

Con la lentitud que provoca la carencia de recursos, el STCNRLM avanzó poco a poco para definir los aspectos más importantes de la estrategia. Se comenzó por organizar los esfuerzos de reproducción en cautiverio de los lobos puros que se alojaron en los centros mexicanos, y coordinar estos esfuerzos con los que nuestros colegas estadounidenses hacían también en su país. Otro aspecto importante de la estrategia fue identificar seis regiones en el noroeste y noreste del país, donde aún existe hábitat adecuado para el lobo.

Todo este trabajo tomó varios años y careció de un respaldo gubernamental serio durante gran parte de su desarrollo. Afortunadamente, en la actual administración hubo un cambio de actitud y un reconocimiento formal a los esfuerzos serios que el STCNRLM venía haciendo. Este reconocimiento dio pie a que a nivel presidencial se aprobara que el lobo mexicano fuera una de las primeras cinco especies en riesgo que el gobierno federal atendiera dentro del Programa de Conservación de Especies en Riesgo (Procer). Ello también permitió contar, por primera vez en esta historia, con un presupuesto federal para apoyar las acciones que permitan cumplir el objetivo contemplado en el Programa de Acción para la Conservación de la Especie: Lobo Mexicano (PACE: Lobo Mexicano).

Con este respaldo y con recursos suficientes, el STCNRLM desarrolló dos estudios esenciales que permitieron conocer la cantidad de presas silvestres que existía para los lobos en cada una de las regiones.

Igualmente, la actitud social que ahí había hacia el regreso del lobo. Los resultados nos confirmaron que ninguna región contaba con condiciones ideales, pues las presas silvestres han mermado en muchos sitios ante problemas como la cacería furtiva y la destrucción de los ecosistemas.


A los animales en cautiverio se les han creado ambientes que les ayuden a estimular el comportamiento típico de su especie en libertad. Para alimentarlos se les han proporcionado venados vivos para cazar Foto: Jorge Rojas/Ovis, AC

Por su parte, la actitud social sigue siendo, en general, de rechazo mayoritario a la presencia del lobo en el campo, por el desconocimiento de su papel en la naturaleza y por la creencia en los mitos y leyendas que han generado la falsa imagen de que esta es una especie dañina y peligrosa.

Aun así, una de las regiones, ubicada en el último tramo al norte de la sierra Madre Occidental, entre los estados de Sonora y Chihuahua, destacaba por contar con una densidad de presas suficiente para sostener una población de lobos y porque la actitud de rechazo social no era tan fuerte. Después de analizar los resultados de los estudios, el STCNRLM recomendó a la Semarnat que se llevara a cabo la reintroducción del lobo en esta región, como primer sitio donde se podría iniciar la recuperación de sus poblaciones silvestres. A partir de esta recomendación, la Dirección de Especies Prioritarias para la Conservación, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) de la Semarnat, inició a finales del 2008, el proceso para hacer efectiva la reintroducción del lobo en la mencionada región.

Tomada esta decisión y contando con el apoyo del STCNRLM, la Conanp empezó a coordinar los diferentes aspectos necesarios para instrumentar el regreso del lobo a su medio silvestre. Se asignó a tal fin un primer presupuesto. Pero además, solicitó la participación y apoyo de Naturalia, AC, como organización responsable de la implementación de las acciones de reintroducción. No era algo extraño pues Naturalia ya contaba con presencia y experiencia de trabajo de conservación en esta región. Se firmó entonces un convenio de colaboración y se asignaron los primeros recursos, con los que se han llevado a cabo las acciones iniciales del PACE: Lobo Mexicano.

De acuerdo a las recomendaciones que al respecto emitió el STCNRLM, los lobos que se liberarán en esta primera etapa, serán dos grupos familiares que se encuentran ya en el proceso de rehabilitación conductual. Y es que, al haber nacido en cautiverio, requieren recuperar su hábitos e instintos naturales que les permitan identificar y cazar con éxito a las presas silvestres de la región, y en general desarrollar la conducta que les permitirá sobrevivir en libertad.


También se ha llevado un riguroso seguimiento de salud y crecimiento desde que son cachorros, manipulándolos sólo el tiempo necesario Foto: Jorge Rojas/Ovis, AC

Uno de los grupos a liberar se encuentra en un centro de la Organización Vida Silvestre, AC (Ovis), en Nuevo León, el único que en nuestro país cuenta con las instalaciones adecuadas para este proceso de rehabilitación conductual. Ése fue el propósito al construirse dicho centro, que en el futuro servirá para preparar a todos los grupos de lobos que se liberen, por lo que esta primera experiencia está resultando trascendental para el éxito del proyecto los próximos años. El otro grupo vendrá de un centro similar que maneja el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (USFWS por sus siglas en inglés), que está apoyando decididamente el proyecto mexicano.

El trabajo preparativo en la región de liberación de los lobos, contempla también que se realicen liberaciones de presas potenciales en diversos predios de la región, principalmente venados cola blanca (Odocoileus virginianus) y pecaríes de collar (Tayassu tajacu), a fin de incrementar las poblaciones naturales que sustentarán a los lobos liberados. También se está evaluando la posibilidad de reintroducir dos especies que podrían ser presas alternativas para los lobos y que se extinguieron regionalmente: el elk o ciervo americano (Cervus elaphus) y el borrego cimarrón (Ovis canadensis).

Pasos firmes hacia la libertad


Los lobos son animales tímidos y evasivos, difíciles de localizar: Pero escuchar nuevamente su profundo y largo aullido en el recóndito interior de la sierra, simbolizará el inequívoco llamado de una especie que regresa a la vida libre y con ello le devuelve a esa región su carácter silvestre. Aquí aparece otro de los lobos que será reintroducido Foto: Jorge Rojas/Ovis, AC

Naturalia también ha trabajado de cerca con la Conanp para la construcción y orientación de apoyos públicos y privados que respalden a los productores rurales de la zona de reintroducción del lobo, que colaboren al éxito del proyecto. Con la Conanp también trabajamos para la selección del sitio de liberación y en las gestiones necesarias para contar con la aceptación de los habitantes locales y la participación y apoyo de los gobiernos estatales y municipales de Chihuahua y Sonora.

En forma complementaria, hemos iniciado las actividades de educación ambiental y difusión a nivel regional, el monitoreo constante de presas potenciales, las gestiones para lograr el repoblamiento de las presas, la elaboración de los protocolos necesarios para la liberación y manejo de los animales liberados y muchas otras acciones que nos permitirán materializar el regreso del lobo; si todo marcha como está programado, en el invierno de este año.

Ninguna especie simboliza mejor el espíritu de las tierras silvestres que el lobo. Cuando escuchamos su aullido en el bosque, podemos estar seguros que nos encontramos en un territorio que ha sido poco alterado por la mano del hombre. Su papel en la naturaleza, permite mantener esta condición y resguardar los procesos ecológicos y el patrimonio natural característicos de la región donde habita. De ahí la importancia de que el regreso del lobo mexicano alcance el éxito como iniciativa de conservación de las tierras silvestre mexicanas.

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Éste es uno de los cachorros nacidos en el centro de rehabilitación conductual de OVIS. Simboliza la deuda que tenemos con la biodiversidad de México por haber devastado irracionalmente a uno de sus más dignos representantes; recuperar al lobo, es recuperar para el futuro las tierras silvestres de la Sierra Madre Occidental Foto: Jorge Rojas/Ovis, AC
p>Es probable que ningún otro proyecto de recuperación de las especies amenazadas de México enfrente tanta adversidad y complejidad como el del lobo mexicano. Aun así, todos los involucrados en el proyecto confiamos en que la mayoría de los ciudadanos entenderá que se trata de una iniciativa trascendental pues mostrará hasta dónde llega el verdadero compromiso de la sociedad con la conservación de su patrimonio natural.

Si no podemos salvar al lobo mexicano de la extinción, difícilmente creo que logremos sobrevivir nosotros mismos a nuestra propia destrucción. Por eso considero que este proyecto simboliza mucho más que la recuperación de una especie virtualmente extinta.

Salvar al lobo mexicano será una muestra de nuestro compromiso por preservar las tierras silvestres de México, recuperar su esencia para las futuras generaciones y demostrar que la sociedad mexicana valora adecuadamente las especies y espacios silvestres como el salvoconducto que nos permitirá trascender al futuro.

Muchas personas e instituciones han contribuido durante años a dar forma a este importante proyecto. A nombre de Naturalia agradezco a todos ellos su contribución a que nuestro ideal haya tomado forma, pero en especial a los miembros del STCNRLM, a la Semarnat y la Conanp, deseando que podamos escuchar muy pronto, el aullido del lobo en los bosques mexicanos.

Lecturas recomendadas

The Wolf in the Southwest. Brown, D. E. The University of Arizona Press, Tucson, 1992.
Fauna silvestre de México. Leopold, A.S. Segunda Edición en español. Editorial Pax-México, México, 1977.

Programa de Acción para la Conservación de la Especie. Lobo Gris Mexicano (Canis lupus baileyi). Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. México, agosto 2009.

¿Podrá volver el lobo mexicano? Especies, Revista Sobre Conservación y Biodiversidad. Edición marzo-abril 2004.


Cronología del lobo mexicano

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